Como una infidelidad, conllevo a otra, y con esto... llegar a la obsesión!...

miércoles, 27 de febrero de 2013

Capitulo 24


Tokio había desaparecido.

Antes de ir a casa de Tom el viernes, lo había dejado salir a la calle para que pudiera cazar pájaros o lagartos en caso de que yo no volviera para darle de comer.

Como a todos los gatos, a Tokio le gustaba salir por la noche. Pero por la mañana volvía a estar arañando la puerta para que lo dejase entrar.

Aquella mañana, en cambio, aún no había vuelto.
Cerré la puerta con el ceño fruncido y fui a la cocina a echar agua en la cafetera. El teléfono empezó a sonar y agarré rápidamente el auricular de la pared.

—¿Diga?

—Hola, (Tu).

Me costó un momento reconocer la voz.

—¿Mamá?

—Hola, cariño.

Sonreí, gratamente sorprendida. Después del encuentro con Bill y la conversación con Maria, era agradable hablar con alguien que no se metía en mi drama emocional.

—¿Cómo estás, mamá?

—Bien, gracias.

Mi madre vivía en California con su nuevo marido y apenas manteníamos el contacto. No estábamos tan unidas como a mí me gustaría, pero las decisiones que había tomado en su vida, y que tanto sufrimiento le habían causado a mi padre, me impedían acercarme a ella.

Mi madre había abandonado a mi padre para irse con otro hombre. Esperó hasta que yo tuve dieciocho años y me fui a la universidad. Y según ella, no había engañado a mi padre. Pero mi padre se quedó destrozado cuando le dijo que ya no quería seguir casada con él. Menos de un año después murió al ser atropellado por un camión. Los testigos afirmaban que era imposible que hubiese sido un atropello fortuito.

¿Accidente… o suicidio?

En el fondo de mi corazón estaba convencida de que mi padre se había suicidado porque no soportaba la soledad. Después de que mi madre le rompiera el corazón no tenía muchas razones para seguir viviendo.

Mi madre, por supuesto, creía que había sido un accidente.

—Será mejor que vaya directamente al grano — me dijo.

—¿Cómo?

—Bill me ha llamado esta mañana, Me ha contado que estáis teniendo problemas.

No dije nada. No podía creer que Bill hubiera llamado a mi madre para hablar de nuestro matrimonio.

Mi madre suspiró.

—Lo único que te digo es que no cometas el mismo error que yo, cariño. No… no tires por la borda tu matrimonio.

—¿De qué estás hablando?

—Bill me ha contado lo de la aventura.

—¿En serio? —pregunté en tono sarcástico.

—Tiene miedo de perderte. Bill es un buen hombre. Ya sé que todo el mundo tiene problemas, pero tienes que intentar solucionar las cosas. Puedes acudir a un asesor matrimonial, igual que hacen tantas parejas hoy en día. Pero no renuncies a lo que tienes.

Dejé que me echara el sermón, y entonces me di cuenta de que no se refería a la aventura de Bill sino a la mía.

—¿Te ha contado que se acostó con otra?

Silencio.

—Claro que no te lo ha contado. Si confesara sus pecados no le resultaría tan fácil señalar los míos.

La puse al corriente de la aventura de Bill, de la amenaza de denuncia que pendía sobre él y de cómo me había animado a acostarme con otro hombre.

—Como ves, no es tan inocente como le gusta afirmar —señalé—. Ni mucho menos.

—No sabía nada de esto.

—Pues claro que no lo sabías.

—Pero… sigo pensando lo mismo. Los dos os habéis divertido cada uno por su cuenta. Es un buen hombre, y no me gustaría que renunciaras a lo que tienes con él.

—¿Y si te digo que mi aventura es algo más y que he conocido a un hombre que me gusta de verdad? —No supe por qué le decía aquello a mi madre, pero estaba muy resentida con Bill por ponerse a cotillear con ella—. Alguien que puede ser mejor para mí que Bill...

—No lo dices en serio.

—¿Pero y si así fuera? —insistí. ¿Y si la llamada de Bill a mi madre fuera la prueba definitiva de que no podíamos estar juntos? En Tom había encontrado a un hombre decente que, además de proporcionarme un placer inimaginable, me
quería y creía en mis sueños. Una vida con él no podía estar tan mal.

Mi madre volvió a suspirar.

—Te diría que yo pensé lo mismo una vez, y que quizá cometí una equivocación. Quizá les hice daño a muchas personas.

Su respuesta me dejó sin habla. Era lo más cerca que había estado nunca de admitir su responsabilidad en el sufrimiento de mi padre, o en el mío. Mi madre había llevado a mi padre a una profunda depresión, y yo siempre le había guardado rencor por ello. No fue hasta dos años antes cuando empecé a perdonarla, al aceptar que mi padre era el último responsable de su muerte. No tenía sentido seguir furiosa con ella.

—Siento haberte hecho daño —siguió mi madre—. A ti y a tu padre. Si pudiera empezar de nuevo, haría las cosas de otro modo.

De repente me puse a llorar.

—No sé lo que va a pasar, mamá. Bill y yo tenemos que resolver nuestros problemas por nosotros mismos.

—Lo entiendo, y lo respeto.

Cambié de tema y le pregunté por Hal, su marido, y el hijo veinteañero de éste. Al acabar la conversación le prometí que iría pronto a visitarlos.

Después llamé a Maria, pero o no estaba en casa o no quiso responder.

—No te culpo por no querer hablar conmigo — le dije al contestador—. Pero espero que puedas perdonarme por ser una desconsiderada y una insensible. Llámame, por favor.

Colgué y salí a buscar a Tokio.

Empecé a preocuparme en serio después de haber recorrido todo el barrio. Me consolé pensando que tampoco había encontrado sus restos y que seguramente volvería a casa cuando se cansara de deambular por ahí.

El teléfono estaba sonando cuando crucé la puerta, pero al ver el nombre T. Kaulitz en la pantalla dejé que saltara el contestador.

Media hora más tarde me llevé la sorpresa de mi vida al ver a Tom en mi puerta.

—Tom…

—Hola.

—¿Qué… qué haces aquí?

Él no respondió. Entró en mi casa sin esperar a que lo invitara a pasar y cerró la puerta. Me inquietó verlo tan serio, y también que supiera dónde vivía sin que yo se lo hubiera dicho.

—No has respondido a mis llamadas.

—No me siento bien —le dije sinceramente—. Creo que está a punto de bajarme la regla —en realidad, llevaba unos días de retraso.

Tom no dijo nada y se limitó a andar de un lado a otro del vestíbulo.

—¿Cómo… cómo sabías dónde vivo?

—Te he localizado.

—Pero ¿cómo? —Fruncí el ceño—. No aparezco en la guía ni...

—Hay muchas maneras de encontrar a alguien.

Lo miré fijamente, temiendo que Billapareciera en ese momento. Tom se detuvo y me clavó una mirada tan intensa que me sentí incómoda.

—¿Qué pasa? —le pregunté.

—¿Me estás dejando?

—¿Qué?

—Anoche te fuiste de mi casa sin decir nada... ¿Vas a volver con tu marido?

Lo miré con ojos entornados, preguntándome de dónde había sacado esa idea.

De repente lo tuve de rodillas delante de mí, apretando la cabeza contra mi estómago en un gesto de súplica.

—Anoche me equivoqué, (Tu). Pero no me dejes, por favor.

—¿De qué estás hablando?

Me miró con el rostro desencajado por la tristeza y me agarró fuertemente por la cintura.

—Lo siento, (tu). Lo siento, lo siento… No me dejes, por favor.

—Sólo necesitaba un poco de espacio —le dije— . Me enfadé un poco, es verdad, pero todo el mundo se enfada de vez en cuando.

Tom se levantó con un brillo de esperanza en los ojos.

—¿Pensabas volver a llamarme?

—Pues claro que sí.

Suspiró de alivio y empezó a besarme por la mejilla.

—Estaba muy preocupado. Muchísimo.

Su actitud me hizo pensar que Tom nunca había tenido una relación seria. Un simple desacuerdo no suponía el fin del mundo.

—Oye —le dije, tomándolo de las manos—. No quiero hablar de esto aquí. Mi espo… Bill puede aparecer en cualquier momento.

Su expresión se oscureció.

—¿Todavía vive aquí?

—No, pero no hemos vendido la casa y él sigue teniendo una llave.

No añadí que Bill aún quería salvar nuestro matrimonio, ni que yo tenía más dudas que nunca al respecto. La noche anterior me había dado cuenta de que aún quería a Bill, pero no me gustaba que hubiese llamado a mi madre a mis espaldas.

—Yo nunca te haría daño, como te hizo tu esposo—declaró Tom.

—Lo sé.

—No me gusta que tu marido venga cada vez que le apetezca. ¿Y si te hace daño?

—Nunca me lo haría.

—Puedes venirte a vivir conmigo. Y creo que deberías hacerlo.

—¿Con mi gato? Por cierto, no encuentro a Tokio por ninguna parte.

—Con tu gato, o tu perro, o tus ratones, o con lo que sea. Lo que quiero es que estés conmigo — metió la mano por la cintura de mis pantalones cortos y no se detuvo hasta llegar a mi sexo—. Hermosa... 

Puse mi mano sobre la suya.

—No, Tom. Aquí no.

Empezó a acariciarme a través de las bragas.

—Ven a casa conmigo. Y tráete algo de ropa para que no tengas que volver.

—Tengo que volver… He de encontrar a Tokio.

Tom siguió tocándome y besándome, decidido a hacerme cambiar de opinión. Yo sabía muy bien lo que pasaría a continuación, y aparté los labios antes de que acabáramos en el suelo.

—Vamos a tu casa —lo último que quería era que Bill nos sorprendiera—. Espera que le deje comida a Tokio en la puerta, por si vuelve mientras estoy fuera.

—Vale —me dio otro beso antes de soltarme.

Fui rápidamente a la cocina y llené unos cuencos con agua y comida para gatos. Los dejé junto a la puerta y acepté la mano que Tom me tendía.

Dejé los cuencos junto a la puerta y Tom me tendió la mano.

—Vámonos a casa.




Chicas muchas gracias por los comentarios, de verdad me alagan mucho, no creo ser tan buena en esto, aunque es mi pasión, siento que aun me falta mejorar algunas cosas, pero igual aprecio mucho sus comentarios, y bueno si alguna es dueña de una editorial tendrán mis historias para llenar estanterías completas jaja. Bueno espero disfruten el capitulo, pronto regresare con el próximo, Os quiero mucho, cuídense!
 

4 comentarios:

  1. Ay que pendejoo!! Bill se paso llamra a su madre y conar de la aaventura de ella y no la de el que facil no?

    Ay Tom siempre consigue lo q quiere ..
    Oajal q aparesca Tokio yo quieroo..

    Siguelaa prontoi esta hermosa la fic :D
    yo no tengo ditorial .. Pero seria tu fan definitiamentee compraria tus libros.. Me encantan :D

    bye cuidate

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  2. Hola! Gracias por subir el capitulo, en verdad lo necesitaba, si ese Bill llamando a mi madre, que barbaro!! XP Jajajajajjja bueno hermosa muchas gracias, pues ya veras que yo si tendre una casa editorial y sacare tus historias al exito como mi escritora favorita J.K. Rowling.

    Si ese Tom esta un poco esquisofremico, esta muy obsesionado, pero aun asi lo amo y tambien a mi amado leon rubio *u* sigue asi alien me encanta tu nove la verdad n.n

    Besos cuidate mucho tambien te quiero Sayonara!!!!

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  3. Yo siempre te leo y hasta te sigo en Ask y así xD .... Me encanta como va la historia y mi amiga dice que también, nos ponemos a hablar sobre esto y así :3 siguela pronto, quiero saber que hizo bill sdfjdsfgvfh Ya me emocioné :3

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  4. Creo que Tom o algo le hizo algo al gato, que Tn no se deberia dejar manipular pero bueno.

    Y una pregunta esta es una adaptacion o es original tuya???

    Saludes y gracias

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