Como una infidelidad, conllevo a otra, y con esto... llegar a la obsesión!...

domingo, 3 de febrero de 2013

Capitul 22



Estaba convencida de que la sorpresa que me reservaba Tom sería de carácter sexual, pero cuando llegamos a su casa e insistió en que cerrara los ojos supe que me tenía preparado algo más.

—¿De qué se trata?

—Enseguida lo verás.

Sentí cómo abría la puerta del dormitorio y me hacía pasar al interior.

—Muy bien. Ya puedes abrir los ojos.

Así lo hice, y lo que vi me dejó anonadada.

—Tom…

Delante de mí había un caballete, un taburete y una mesa con óleos y pinceles.

—¿Te gusta?

Me volví hacia él con un nudo de emoción en la garganta.

—No… no puedo creer que hayas hecho esto por mí

 —Entonces, ¿te gusta?

—Me encanta. Y tú también me encantas por ser tan considerado.

—Tengo un amigo en Miami que conoce al dueño de una galería. A lo mejor puedes hacer realidad tu sueño.

Le puse una mano en el pecho. Bill nunca se había tomado mi afición en serio, y Tom, en cambio, me estaba animando a perseguir mi sueño cuando sólo hacía dos semanas que me conocía.

—Gracias —le dije—. Significa mucho para mí.

Lo besé en los labios y empezamos a hacer el amor allí mismo, en el suelo de la habitación.
Durante las dos semanas siguientes sólo abandonábamos la cama cuando Tom se iba a trabajar. El sexo era alucinante, salvaje y a todas horas. No creía que nunca pudiera cansarme de hacerlo con Tom.

Salvo aquella única vez en el aparcamiento de Denny’s, siempre usábamos protección. No podíamos dejar que la pasión barriera el sentido común. Y cuanto más lo hacíamos, más unidos nos sentíamos. El sexo empezaba a adquirir un significado más especial, como si fuera el inicio de una relación.

Tom me dio una llave de su casa para que pudiera entrar y salir a mi antojo. Estuvo fuera de la ciudad el viernes, el sábado y el domingo por la noche, y por la noche ya estábamos otra vez haciendo el amor. No sólo compartíamos el sexo más apasionado posible, sino que cocinábamos y limpiábamos juntos, y por lo general nos comportábamos como una pareja estable.

Pero el martes por la mañana decidí que tenía que marcharme. Mi propósito había sido marcharme el lunes por la noche, pero a Tom no le costó mucho convencerme para que me quedara.

El reloj de la mesilla de noche marcaba las 7:53.

—¿Ya estás despierta?

La pregunta de Tom me sorprendió, pues creía que seguía durmiendo.

—Tengo que irme.

—¿Irte? ¿Adónde?

—A mi casa.

—¿Por qué?

—Bueno… tengo que consultar el correo, limpiar la casa, pagar algunas facturas…

—¿Y tienes que hacer todo eso ahora mismo?

—Cuanto antes empiece, antes podré volver — lo besé en la nariz—. Además, le dije a mi amiga Maria que hoy iría de compras con ella.

—Puedes consultar tu correo desde aquí. Y Maria no te necesita para ir de compras, ¿verdad?

—En teoría no. Pero es más divertido ir acompañada.

—No me gusta ir de compras.

—A ningún hombre le gusta ir de compras — respondí, sonriendo.

Tom me abrazó por la cintura.

—No quiero que te vayas.

—Volveré más tarde.

—Quédate conmigo.

Me solté de su abrazo y me levanté de la cama.

—De verdad que tengo que irme. Tengo que darle de comer a mi gato. Seguro que está muerta de hambre.

—El  gato estará bien —me aseguró Tom—. Pueden pasarse días sin comer. Lo sé, porque yo tenía una gata.

—¿En Alemania?

—Sí.

—¿Y la dejaste allí?

—No. Un día me arañó y la ahogué.

Me quedé boquiabierta de espanto.

—¡Tom!

—Sólo estoy bromeando —dijo él con una sonrisa.

—¿Cómo puedes bromear con algo así? No tiene gracia.

—Madonna sigue vivita y coleando. Tiene ya catorce años y vive con una de mis hermanas.
Encontré mis bragas en el suelo y me las puse.

—Me alegra saberlo, pero tengo que irme a casa a darle de comer a Tokio.

—Vale. Vete a casa, dale de comer a tu gato y vuelve enseguida.

Su insistencia me molestó un poco, pero no dije nada y me puse el vestido, antes de volver a la cama para darle un beso.

Entonces él me agarró por la cintura y tiró de mí, ahogando mis protestas con sus labios, y fui incapaz de resistirme.

Empezaba a creer seriamente que las manos y la boca de Tom tenían un efecto devastador sobre mi capacidad racional.

—Déjame hacerte el amor, preciosa—me susurró al oído, estremeciéndome de deseo y emoción.

Y cuando me quitó el vestido y las bragas y hundió la cara en mi sexo, me olvidé por completo de que había estado a punto de irme a casa. 


No llegué a mi casa hasta la mañana siguiente, y sólo porque Tom tenía que ir a trabajar. Tokio me recibió en la puerta con unos maullidos de merecido reproche.

—Lo siento, pequeño —me permitió acariciarla un momento y echó a trotar en dirección a la cocina, mirándome por encima del hombro. Se detuvo junto a su cuenco vacío y me miró con expresión suplicante.

Le llené rápidamente un cuenco con agua y otro con comida. El gato se lanzó inmediatamente 
a beber y comer y yo fui a escuchar los mensajes del teléfono. Había cinco de Maria, el primero del lunes por la noche y el último de una hora antes. Quería saber dónde estaba y por qué la había dejado plantada para ir de compras.

La llamé sin perder un segundo.

—Así que no te has muerto —me dijo en tono sarcástico.

—Lo siento, Maria. No era mi intención dejarte tirada.

—¿Qué pasó?

—Pues… estaba con Tom y perdí la noción del tiempo.

—Te llamé al móvil y saltó directamente el buzón de voz.

Lo había apagado porque no quería que nadie me interrumpiera mientras estaba con Tom. Era extraño. Cuando estaba con Bill nunca se me había ocurrido aislarme del resto del mundo.

No quería confesárselo a Maria, así que no le di ninguna excusa. —¿Qué te parece si volvemos a quedar? Te prometo que esta vez no faltaré.

—Tenía una sorpresa para ti.

—¿Ah, sí?

—Sí. Se trataba de Robert.

—¿Guapísimo? ¿Estaba contigo?

—Ajá. Vino para conocer a la amiga de la que tanto le había hablado.

—Oh, Maria… Lo siento mucho, de verdad.

—Robert se llevó una gran decepción. Estaba deseando conocerte.

No supe qué decirle.

—Al menos podrías haberme llamado —me reprochó Maria—. No es propio de ti no dar señales de vida.

—Lo sé, lo sé. Ha sido una estupidez por mi parte. Vamos a quedar de nuevo, ¿vale? ¿Y si este fin de semana quedamos los cuatro?

—Buena idea —dijo Maria, suavizando finalmente el tono.

—Será divertido. Pregúntale a Robert si tiene algún local favorito. Os dejo elegir a vosotros.
La conversación transcurrió amistosamente, y al despedirnos estábamos impacientes por quedar las dos parejas juntas.

Pero cuando aquella noche le saqué el tema a Tom después de cenar, su reacción no fue precisamente entusiasta.

—Me parece que no —dijo.

—¿Por qué no?

—No me apetece ir a un club lleno de hombres que te miren e intenten tocarte.
Fruncí el ceño mientras dejaba los platos en el fregadero.

—Podemos ir solamente a cenar.

—Tal vez —concedió, pero sin mostrar mucho interés.

—Tenemos que ir —le insistí—. Maria se enfadó mucho conmigo por haber faltado a nuestra cita de ayer. Quería que conociera a su nuevo novio.

—¿Por qué tienes que conocer a su novio?

¿Qué clase de pregunta era ésa?

—Porque es mi mejor amiga y quiere que conozca a su pareja —guardé un breve silencio—. Yo también quiero que ella te conozca a ti.

Tom arqueó las cejas.

—¿Eso significa que soy especial para ti?

—Pues claro que eres especial para mí —respondí sin dudarlo.

Aún no habíamos hablado de la clase de relación que teníamos, pero era lógico suponer que había algo más que sexo, por mucho que fuese nuestra actividad favorita.

—¿No estamos saliendo juntos? —Pregunté en tono natural—. ¿O para ti no es más que sexo?

—Para mí nunca ha sido solamente sexo —repuso él.

—Bien. Me alegro de que lo sientas así. Por eso considero importante que
conozcas a mis amistades y que yo conozca a las tuyas. No has pasado mucho tiempo con tus amigos desde que aparecí yo, pero creo que deberían conocer a la mujer que te está acaparando a todas horas.

—No tengo muchos amigos.

Tom siempre me había parecido un tipo solitario, seguramente porque toda su familia vivía en Alemania. Pero seguro que al menos tenía un buen amigo.

—Seguro que hay alguien a quien te sientas especialmente unido, igual que yo me siento con Maria.

—Me siento unido a ti —respondió—. Tú eres todo lo que necesito.

—¿Con quién estabas la noche que te conocí?

—Estaba solo. No había salido con nadie.

No era una situación muy corriente, pero tampoco era nada del otro mundo. Algunos hombres salían solos cuando buscaban sexo. Las mujeres, en cambio, iban siempre acompañadas incluso al aseo.

—Creo que me enamoré de ti aquella noche — me dijo Tom—. Cuando te vi por primera vez.
No pude menos que reírme. Era imposible que Tom estuviese hablando en serio. Pero cuando vi la expresión de su rostro dejé de reír y tragué saliva.

—¿Lo dices en serio?

—Nunca bromeo con el amor.

Santo Dios…Tom me amaba. O al menos eso creía él.

Se acercó a mí y me abrazó por la cintura.

—¿Tú me quieres, (Tu)?

No sabía qué decirle, pero Tom me miraba fijamente y esperaba una respuesta.

—Me gusta cómo estamos juntos —contesté con cautela.
Tom me soltó bruscamente.

—Sólo te gusta acostarte conmigo.

—Sí, claro que me gusta. ¿Acaso a ti no?

—Para mí no es sólo sexo —declaró él. Por su tono era evidente que se había enfadado.

—Para mí tampoco. Siento afecto por ti, Tom. De lo contrario no pasaría tanto tiempo contigo. Pero ¿cuánto hace que nos conocemos? ¿Tres semanas y media? ¿Es tiempo suficiente para saber que amas alguien?

—Sí —respondió él inmediatamente—. ¿No crees en el amor a primera vista?
 
La conversación se estaba poniendo demasiado seria, y yo tenía la impresión de que, dijera lo que dijera, Tom no quedaría satisfecho. 




Hola chicas! espero estén bien... y que aun entren por acá, se que eh descuidado la nove pero he estado algo ocupada con la uni, trabajo y esas cosas (es un asco hacerse adulto y tener responsabilidades) pero bueno, estoy en finales de la uni, algo más desahogada y podre subir más seguido, ahora si, lo reprometo! gracias por los comentarios y por entenderme, no creo que alargue mucho mas la nove, no quiero tenerlas siempre esperando tanto tiempo, bueno ya me voy, espero les guste este capi mega largo jaja para compensarlas, Os quiero! Nos leemos pronto!...  



2 comentarios:

  1. Awwww que emocion!! Tom se esta enamorandooo *.* aunque se esta obsecionandoo..
    Me encantaa demasiado la fic esta hermosa :P
    siguelaa prontoo..

    Sii mejor es el cole no hay tantas responsabilidades :D
    bye cuidate

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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