Como una infidelidad, conllevo a otra, y con esto... llegar a la obsesión!...

domingo, 22 de julio de 2012

Capitulo 13


El deseo por meterme su miembro casi barrió mi sentido común, pero por nada del mundo tendría sexo sin protección.

Di un paso hacia atrás y confié en que Tom reaccionara bien a lo que iba a decirle. Muchos hombres se olvidaban de tomar precauciones cuando la pasión los cegaba, pero si Tom no quería usar un preservativo no habría sexo entre nosotros.

—No estoy tomando la píldora —le dije en voz baja—. Así que tenemos que usar un preservativo… He traído algunos.

—Yo tengo algunos en la habitación —me dio un suave beso en los labios—. Enseguida vuelvo.

Me quedé contemplando su trasero desnudo mientras se alejaba. Sus glúteos eran firmes y bien definidos, como el resto de su cuerpo. Sería imposible que me cansara de mirarlo.
Mientras lo esperaba, me acomodé en el sofá y me pasé los dedos por los pezones, duros e hinchados. Aún me escocían por la boca de Tom.

Al regresar, con el preservativo ya colocado, se fijó en lo que hacían mis dedos y sonrió de oreja a oreja.

—Bonita imagen.

Extendí una mano hacia él.

—Ven conmigo.

Tom descendió sobre el sofá y colocó un brazo a cada lado de mi cuerpo. Le pasé una pierna sobre el trasero y le lamí la mandíbula. Entre el sabor de la sal y la colonia distinguí un sutil olor a jabón Irish Spring.

Su miembro encontró la entrada a mi sexo y sólo tuve un instante para asimilar lo que iba a suceder. Recibí la penetración con un fuerte grito y le clavé las uñas en los hombros. Nada podría haberme preparado para las sensaciones que me colmaron con su primera y profunda embestida. Su pene era enorme, y con cada movimiento me rozaba las paredes internas de la vagina y aumentaba mi placer hasta límites insospechados.

—Hermosa —murmuró—. Dios…

No reconocía los sonidos que salían de mi boca. Eran gritos de puro éxtasis y enajenación desinhibida. Gemí con todas mis fuerzas hasta quedar sin aliento, pero no podía saciarme. Lo rodeé con la otra pierna y entrelacé mis tobillos.

Tom se retiró casi por completo y volvió a penetrarme con otra furiosa embestida. Los ojos se me pusieron en blanco y le clavé aún más las uñas.

—¿Te gusta así? —me preguntó, rematando la pregunta con un furioso empujón.

Mi única respuesta fue un grito inarticulado.

Un rugido parecido al de un león retumbó poderosamente en su pecho. Me penetró hasta el fondo y se movió dentro de mí sin retirarse.

Sacudí la cabeza de un lado a otro y me aferré a él con todas mis fuerzas. Tom aceleró el ritmo y también lo hizo mi respiración. No quería correrme aún, pero el placer era demasiado intenso. Y la fricción de su pene contra mi clítoris me acercaba imparablemente al orgasmo.

—Mírame —me ordenó—. Mírame, (tu).

Me obligué a abrir los ojos y me encontré con su ardiente mirada. Se retiró y volvió a empujar, pero esa vez lo hizo más despacio.

—Quiero verte los ojos cuando te corras.

No dije nada. Lo único que podía articular eran gritos de pasión desatada. Pero lo miré fijamente a los ojos para cumplir con su deseo. Por alguna extraña razón no me sentía cohibida ante la idea de entregarme a un desconocido. Al contrario; el nivel de intimidad que nuestros cuerpos habían alcanzado me demostraba que mi lugar estaba allí, con él.

—¿Te vas a correr? —me preguntó entre un empujón y otro. Se movía lentamente, pero con cada penetración alcanzaba mis puntos más sensibles.

La cabeza me daba vueltas y la tensión de mis músculos era cada vez mayor. Ahogué un gemido e intenté reunir las fuerzas para hablar.

—Estoy a punto… —dije con un hilo de voz.

—¿Y ahora?

Nada más preguntarlo incrementó la velocidad a un ritmo endiablado y yo no pude pensar en nada más. Tom bajó la cabeza para succionarme los pechos y en ese momento me corrí. Fue como si mi cuerpo hubiera sido lanzado en un tirachinas gigante a la órbita orgásmica. Un violento espasmo me sacudió de arriba abajo, acompañado por un prolongado grito de éxtasis.

Él abandonó el pecho para volver a mis labios y saqueó mi boca igual que si estuviera devorando mi sexo. Sólo cuando mis gemidos empezaron a apagarse y mi cuerpo dejó de retorcerse, apartó los labios y me miró a los ojos con una sonrisa.

Yo también le sonreí, exhausta y saciada, y me di la vuelta con una risita.

—¿Qué te pasa? —me preguntó.

Sacudí la cabeza, sin mirarlo, y apreté los labios para contener la risa. No me pareció que una carcajada fuese lo más apropiado después de un orgasmo bestial.

—Vamos, dímelo.

Tomé aire y me volví hacia él.

—No sabía que… No pensaba que…

—¿Qué?

—Que el sexo contigo fuera a ser tan increíble —respondí, acariciándole la cara—. Pero tú no te has corrido…

—La noche es larga —se retiró para situar la cabeza entre mis muslos.

—¿Qué haces?

—Voy a hacer que te corras de nuevo.

Me apoyé en los codos para incorporarme a medias.

—Pero ¿y tú? Yo acabo de tener un orgasmo alucinante… Ahora te toca a ti.

—Darte placer con mi boca me da tanto placer como un orgasmo.

Sus palabras me hicieron volver a estremecerme. Qué distinto era de Bill. Para mi marido el sexo oral era un engorro. Pero para Tom era una manera de sentir placer además de darlo.

—Eres preciosa —me dijo—. Tu clítoris ya está temblando, y eso que aún no te he tocado.

Solté una exhalación entrecortada. Era extraño hablar con un hombre que tenía la cara entre mis piernas. Pero al mismo tiempo era sorprendentemente erótico.

Tom me rozó los labios vaginales con el dedo. Sus ojos ardían de lujuria y yo me quedé fascinada por el placer que le proporcionaba mirarme.

Me separó lentamente los labios, bajó la cabeza y sacó la lengua, pero mi sexo ya palpitaba de anticipación.

Cuando su lengua entró en contacto con mi cuerpo ultrasensible fue como recibir una descarga eléctrica. Un fuerte espasmo me arqueó la espalda y me hizo apretar los puños.

—Relájate, Hermosa.

No creía que fuera posible. El torrente de sensaciones era demasiado fuerte y casi había bastado con un simple roce de su lengua para provocarme otro orgasmo. Intenté controlar la respiración y los espasmos mientras Tom me daba placer de la forma más íntima posible.

Entonces me asaltó la duda de cuánto tiempo tardaría en volver a correrme y si Tom se cansaría de comerme el coño. Mi clítoris estaba tan sensible en esos momentos que quizá no pudiera tener otro orgasmo.

Tom me lamió con la punta de la lengua y me sorbió con suavidad. Cerré los ojos con un gemido y esperé la tensión previa al orgasmo.

—Relájate —volvió a decirme él.

—No sé si puedo... —admití. No estaba acostumbrada a correrme de esa manera y no sabía si podría hacerlo con un hombre con el que me estaba acostando por primera vez. Podía contar con los dedos de una mano las veces que Bill me había llevado al orgasmo con su lengua, y le costaba tanto trabajo que después siempre me hacía sentir culpable. Una vez me lo dijo, y desde entonces nunca más volví a pedirle sexo oral.

—¿No te gusta? —me preguntó Tom.

—Sí —expulsé el aire ruidosamente mientras volvía a lamerme—. Pero…

—No estás acostumbrada a esto —concluyó él—. A tu marido no le gustaba darte placer así.

Su observación me sorprendió. ¿Cómo podía saberlo? Sólo hacía unos pocos días que nos conocíamos, y sin embargo parecía conocerme a fondo.

No supe qué decir, y él pareció tomarse mi silencio como la confirmación de sus sospechas.

—No pasa nada —me dijo, mirándome a los ojos. Me introdujo un dedo, muy despacio, y 
luego otro—. No tienes de qué preocuparte conmigo. Disfruto dándote placer, sin importarme el tiempo que necesites.

Lo creí. Sabía que sería capaz de pasarse horas lamiéndome si eso era lo que hacía falta para llegar a mi orgasmo. Pero en esos momentos lo que más deseaba era que él también tuviera su orgasmo. Tal vez aún no estaba preparada para correrme en su boca. Las barreras mentales que había levantado por culpa de Bill no iban a desaparecer tan fácilmente.

Me incorporé en el sofá y alargué un brazo hacia él.

—Lo que más me gustaría ahora es que te corrieras tú.

Pareció frustrarse un poco, pero no discutió y vino al encuentro de mi boca. Sentí mi propio sabor en sus labios, lo que avivó aún más la carga erótica del beso.

Mientras nuestras lenguas se entrelazaban en un baile frenético, usé la parte superior de mi cuerpo para tenderlo boca arriba y me senté a horcajadas sobre él.

—Quiero montarte —susurré—. Y quiero ver cómo te corres.

Tom me agarró la cara en sus manos y volvió a meterme la lengua en la boca. Aquel hombre sabía cómo besar, de eso no había duda.

Me rodeó la cintura con un brazo y antes de que me diera cuenta estábamos los dos en el suelo. Él seguía boca arriba, yo a horcajadas sobre sus caderas y nuestras bocas pegadas.

Le agarré el miembro para llevarlo a mi interior, pero él me sorprendió con una fuerte y profunda embestida. Eché la cabeza hacia atrás al tiempo que un grito apasionado brotaba de lo más profundo de mí ser.

Era una máquina. Fuerte, potente e incansable. Empujaba sus caderas hacia arriba a una velocidad sorprendente, y su miembro llegaba aún más adentro de lo que había alcanzado cuando me folló desde arriba.

—Oh, Dios mío, Dios… —por más que lo intentaba no podía controlarme ante la potencia y la habilidad de Tom. En pocos segundos estaba gritando al ser barrida por otro orgasmo incontenible.

—Mírame —me ordenó.

Lo miré a los ojos, debilitada y sin dejar de gemir, y con un último empujón se hundió por completo mientras su cuerpo se estremecía y rugía como un animal.

Me agarró la cabeza y tiró de mí para besarme con una voracidad desenfrenada mientras su semen se derramaba en el preservativo. Sólo cuando ambos estuvimos sin aliento nos separamos para tomar aire.

Su miembro seguía dentro de mí. Apoyé la cabeza en su hombro e intenté respirar con calma.
Nunca me había sentido más satisfecha sexualmente, y lo mejor de todo era que tan sólo acabábamos de empezar.

Tom había dicho que la noche era larga y que habría más orgasmos.

Y yo sabía que era un hombre de palabra.


Chicas!! capi cortito, lo siento peor no cuento con mucho tiempo!! Muchísimas gracias por los comentarios!! Jennifer tranqui nena, lo importante es que ya la estás leyendo xD, que bueno que te guste como escribo y lo digieras xD Valeria!! muchas gracias, aun me falta mejorar para ser lo mas parecido a "la mejor" pero es lindo saber que alguien cree eso de mi ;D Doris gracias por tus deseos!! hahaha selena si, es algo atrevida la nove no?? xD Alejandre gracias por el comentario, y tranqui, acá nos decimos cosas que suenan mas... feo xD que bueno que te guste! y bueno espero disfruten este capi, y espero que ahora que estaré de vacaciones pueda subirles más seguido! nos leemos pronto... os quiero mucho!! ;D 


sábado, 14 de julio de 2012

Capitulo 12


Aquella noche estaba decidida a ir a casa de Tom y culminar mi venganza, pero al recordar sus últimas palabras me contuve. No quería follármelo por Bill. Mi esposo,  tal vez fuera la causa, pero no quería acostarme con Tom porque estuviera resentida. Quería hacerlo porque lo deseara.

Tal vez sólo estuviese ganando tiempo, pero mi decisión me parecía la más sensata. Tenía que esperar uno o dos días y comprobar si realmente quería acostarme con otro hombre.

No le conté a Maria lo que había pasado con Bill en los aseos del hotel. Sabía que no podría olvidarlo, pero cuanto más hablara de ello peor me sentiría.

Mi salud mental exigía que empezara a pensar en otra cosa.

O en otra persona.

En alguien como Tom, a quien le bastaba una mirada para hacerme sentir una mujer atractiva y deseable. El sábado por la mañana seguía furiosa, triste y confundida, pero no podía dejar de pensar en el tiempo que había pasado con Tom.

Estaba segura. Quería volver a verlo. Quería desnudarme para él y acabar lo que habíamos empezado. Y lo iba a hacer aquella noche.

Ni siquiera pensé en la posibilidad de que no estuviera en casa o que estuviese con otra mujer. Conduje hasta su apartamento esperando lo mejor.

 Quería que mi aspecto fuese irresistible, de modo que me puse una camiseta blanca y ajustada, con un escote en «V», y una falda a juego que había comprado en las Bahamas. Las dos prendas juntas podían pasar por un vestido, y mi propósito original había sido lucirlas para Bill y prender la chispa del deseo. Ahora, en cambio, las usaría para excitar a Tom.

No tuve ningún problema en encontrar su casa ni en acceder al complejo, pues no había verja ni guardia de seguridad.

—Edificio número nueve —murmuré, mirando alrededor. Había por lo menos diez edificios y todos parecían iguales, por lo que tardé un poco en dar con el apartamento de Tom.

Vi una luz encendida en el interior y confié en que estuviera en casa. Los tacones de mis sandalias blancas resonaban en el suelo de cemento mientras subía las escaleras. El calzado combinaba a la perfección con el resto de mi atuendo, ideal para estimular los bajos instintos, especialmente porque eran más de las diez de la noche y llevaba una falda tan ajustada que casi había necesitado un calzador.

Al llegar a su puerta levanté la mano, pero en vez de llamar posé los nudillos en la
madera y recapacité. Quería hacerlo. Estaba segura. Por eso estaba allí a esas horas. Pero ¿y si Tom no estaba en casa? O peor aún, ¿y si estaba con otra?

Tenía que arriesgarme. Respiré hondo y me dispuse a llamar, pero antes de poder hacerlo la puerta se abrió y apareció Tom.

Sus ojos se abrieron al verme, obviamente sorprendido. Pero no podía saber si era una sorpresa agradable.

Se limitó a mirarme sin decir nada. Desprendía un fuerte olor a colonia e iba vestido con unos vaqueros negros y una camiseta ceñida, también negra, como si se fuera de juerga a la ciudad.

Carraspeé antes de saludarlo.

—Hola.

—Hola —respondió él. Me recorrió el rostro con la mirada y luego la bajó hasta el escote—. No pensé que volvería a verte —dijo con un irresistible acento Alemán.

—Bueno, es que… he perdido mi brazalete y creo que se me cayó aquí la otra noche.

—Sí, lo encontré en el sofá —hizo una pausa—. ¿Por eso has venido? ¿A buscar tu brazalete?

Cambié el peso de un tacón a otro.

—Sí.

—Voy a traértelo —se dio la vuelta.

—Espera —lo agarré de la muñeca antes de que pudiera alejarse—. Ésa no es la única razón por la que he venido.

—¿No?

—No. He venido porque… te deseo. No he dejado de pensar en ti desde que me echaste la otra noche.

Tom esbozó una sonrisa.

—A menos, claro, que vayas a salir ahora.

—Iba a salir, pero ya que estás aquí… —su voz estaba cargada de insinuación—. Pasa.
Retrocedió y yo me moví con él, por estar aún agarrándolo de la muñeca.

—He comprado algo para la ocasión —dijo mientras me conducía al salón y me sentaba en el sofá.

—No sabías que iba a venir.

—Nunca hay que perder la esperanza.

Doblé una pierna sobre el sofá.

—¿Qué has comprado?

—Un vino italiano —él seguía de pie, pero sujetándome la mano. Era una sensación muy agradable—. Prosecco. ¿Lo has probado?
—No.

—Es un vino espumoso y ligeramente dulce. Perfecto para un día de calor —me recorrió la palma con el dedo—. O para una noche de calor.

Se llevó mi mano a la boca y me besó en el interior de la muñeca, lo que descubrí que me gustaba mucho. Después me soltó y fue a la cocina.

Me lamí los labios y contemplé cómo se movían sus omoplatos bajo la camiseta. Su cuerpo irradiaba una fuerza temible y poderosa, como un peligroso depredador.

Y yo iba a acostarme con él.

Mis nervios se mezclaban con una excitación cada vez mayor.

Tom volvió con dos copas y me ofreció una.

—Gracias —tomé un pequeño sorbo y distinguí un delicioso sabor a cítricos y melón—. Está exquisito.

Tom también bebió, sin apartar los ojos de mí. No se sentía incómodo por la situación, lo cual era otro rasgo que me gustaba de él.

—Lo siento, tendría que haber propuesto un brindis —se sentó a mi lado—. Por las nuevas experiencias.

—Por las nuevas experiencias —repetí, y los dos bebimos a la vez. Yo seguí bebiendo hasta vaciar la copa de un solo trago. No porque quisiera emborracharme… ya había aprendido la lección días antes… sino porque estaba lista para pasar a la acción.

Sin soltar la copa, me incliné rápidamente hacia delante y besé a Tom en la boca.

Él se puso rígido un instante, pero por sorpresa más que por rechazo. Al principio lo besé con tiento, pero poco a poco fui acuciándolo a que abriera los labios y se entregara a mí.

—Despacio —murmuró él, pero yo no escuchaba y seguí devorándolo con ansiedad—. Espera a que suelte la copa.

Me detuve y dejé que colocara su copa en la mesita. Hizo lo mismo con la mía, y antes de que pudiera volverse hacia mí yo estaba besándole la barbilla y recorriéndole el pecho con las manos.

—Déjame que primero te dé placer yo a ti —sugirió él.

—Ya me lo das —intenté desabrocharle el botón de los vaqueros—. Quiero sentirte dentro de mí… No he pensado en otra cosa desde la otra noche.

Mis labios volvieron a encontrar los suyos y de nuevo empecé a besarlo. En poco tiempo los dos estuvimos gimiendo y jadeando de placer. No fui capaz de desabrocharle el pantalón, así que posé la mano sobre el bulto que se adivinaba bajo la tela.

—Qué grande y qué dura… Me encanta —le susurré al oído.
Apenas lo había dicho cuando me encontré tumbada de espaldas. Tom había invertido nuestras posiciones rápido como una centella y ahora estaba colocado entre mis piernas, apretando su erección contra mi sexo.

—¿Quieres hacerlo a lo bestia? —me preguntó mientras me levantaba la camiseta y dejaba al descubierto mis pechos, desprovistos de sujetador.

—Sí…

Me cubrió los pechos desnudos con las manos y apretó sin la menor delicadeza. Los juntó y me mordió un pezón, provocándome una descarga de placer.

—¿Quieres que juegue con tus tetas? — me mordió el otro pezón.

Antes de poder responderle, se llenó la boca con mi pezón y empezó a succionar con tanta avidez que el dolor se mezclaba con el placer.

—Sí… —exclamé entre un jadeo y otro—. Así… así…

Quería que el sexo fuera salvaje y frenético, todo lo contrario a lo que había tenido con Bill. El 
sexo con mi esposo siempre había sido tranquilo, suave, delicado y cargado de amor.

Y sin embargo se había follado a otra.

Dejé de pensar en Bill cuando Tom empezó a succionarme el otro pezón con el mismo fervor que había devorado el primero.

—¿Te gusta?

—Sí… Sí… Pero lo que quiero es esto —deslicé una mano entre nuestros cuerpos y le apreté la entrepierna. Tampoco yo tuve cuidado a la hora de tocarlo, haciéndole saber que estaba lista para su implacable delirio.

Tom retiró los labios del pezón y me chupó y lamió frenéticamente la carne, como si quisiera dejarme su marca. El dolor no sólo no me desagradaba, sino que me estaba volviendo loca.

De repente se detuvo y se desabrochó rápidamente los pantalones. Yo me subí la falda hasta la cintura y me quité las bragas antes de posar otra vez el trasero en el sofá.

—No —dijo él—. Quítatelo todo. Quiero que estés desnuda.

Su orden me excitó aún más, si tal cosa era posible. Tom quería verme desnuda… Completamente desnuda.

Al fin entendí lo que Maria había querido decir cuando me habló de la emoción que suponía estar con otra persona. La luz estaba encendida y haría que me sintiera mucho más vulnerable que en una habitación a oscuras. Pero lo único que me provocaba la idea era una excitación desbocada.

Me levanté lentamente, sin dejar de mirar a Tom, y me quité la camiseta por encima de la cabeza. A continuación, deslicé la falda sobre las caderas.

—Te toca —le dije al quedarme desnuda.

Tom se llenó la vista con mi cuerpo y mi sexo mientras se quitaba los pantalones. Llevaba unos calzoncillos negros que apenas podían contener su impresionante erección.

Cuando se los quitó, me quedé absolutamente ensimismada con su tamaño y grosor. Era mucho mayor que el miembro de Bill. La clase de pene que intentaban emular los consoladores y vibradores.

Se acercó a mí lentamente, como un felino acechando a su presa. Pero a diferencia de una presa, yo no eché a correr.



Chicas! espero esten bien!! disculpen la tardanza, pero la uni me tiene ahora mas ocupada que nunca!! me escape un momento a subirles un capi peque, espero les guste, les compenzare en el proximo!! espero lo disfruten! ahora me voy tengo una campaña que preparar xD deseenme exito! nos leemos Pronto Os quiero mucho! y disculpen la escritura "dificil de digerir" pero estoy en una etapa y en una edad en la que creo yo eh evolucionado un poco con lo que escribo, bueno contestare a sus comentarios luego MUCHAS gracias por los comentarios!! Bye!!