La decisión de
perdonar a Bill alivió la carga que llevaba en el corazón. Sabía que las cosas
habían cambiado drásticamente entre nosotros, pero mi perdón me permitía volver
a concebir esperanzas. Tanto, que cuando a las cinco y media llegué al
aparcamiento del hotel estaba muy excitada. Bill me había llamado a las tres
para decirme que no dejaba de pensar en mí y desde entonces estaba sonriendo
como una tonta. No le respondí cuando me llamó a casa por si acaso Tom estaba
escuchando, pero sí hablamos por el móvil.
Le había
preguntado que me diera alguna pista sobre el sitio al que me iba a llevar, y
lo único que me dijo fue que llevara unas sandalias.
Tenía que
admitir que estaba muy nerviosa, pero en el buen sentido. Aquello era
justamente lo que necesitaba. Un tiempo para salir juntos, como una joven
pareja enamorada en vez de como un matrimonio que intentaba superar sus
problemas.
Y además con Tom
en el otro extremo del país. Era como si me hubiese tocado la lotería.
Llevaba unas
sandalias doradas y un vestido de algodón rosa y vaporoso, ideal para facilitar
el acceso a determinadas partes de mi cuerpo.
Pero estaba
decidida a que no acabásemos en la cama. El sexo era un recurso muy fácil y no
serviría para solucionar la situación. Además, yo quería que Bill me deseara y
sedujera.
Bill me estaba
esperando en recepción. Nada más verme, me tomó en sus brazos y me besó delante
de todo el mundo.
Y a mí me gustó
que lo hiciera.
Antes de que el
deseo nos llevara a una de las habitaciones del hotel, di un paso atrás y me
sujeté el bolso bajo el brazo.
—¿Adónde vamos?
—Ya lo verás.
—¿No hay
pistas?
—No hay pistas.
—¿Vamos a
llevar los dos coches?
—Sólo si tú
quieres.
Negué con la
cabeza.
—No. Prefiero
ir contigo. Confío en ti —añadí con una sonrisa.
Bill me agarró
la mano y juntos nos dirigimos hacia su Cadillac Escalade. Nos separamos
únicamente para subir al vehículo, y una vez dentro volvimos a juntar las
manos. Bill volvió a besarme con tanto sentimiento que el corazón se me
hinchó de calor.
—Tranquilo,
vaquero —le dije con voz temblorosa. A pesar de mi decisión de no tener sexo
con él aquella noche, lo que más deseaba en esos momentos era ir a casa y
reencontrarnos a un nivel puramente físico.
Pero no se me
ocurrió sugerirlo, porque era mucho más importante tener una cita de verdad en
la que pudiéramos hablar y asirnos de la mano. Si al final de la cita
acabábamos frustrados sexualmente, esperaríamos la siguiente con mayor ilusión.
Y además, si me acostaba con Bill nada más verlo, lo haría para intentar
sacarme a Tom de la cabeza.
Sólo tendríamos
sexo cuando ambos estuviéramos listos para dar ese paso.
—¿Y ahora vas a
decirme adónde vamos? —le pregunté cuando salimos del aparcamiento.
—Fuiste tú la
que quería que te sorprendiera.
Hice un mohín
con los labios.
—No sabía que
fueras a tomarme en serio.
Bill me agarró
la mano y se la llevó a su regazo.
—Tranquila…
Seguro que te gusta.
Me hice una
idea de nuestro destino cuando Bill tomó la I-4 en dirección oeste, hacia
Tampa, la playa y Sarasota, un lugar al que solíamos ir los fines de semana al
principio de nuestro matrimonio.
Hicimos el
trayecto en agradable silencio, escuchando la música jazz que sonaba por el
equipo estéreo. Habíamos discutido amargamente sobre todo lo ocurrido y yo no
quería seguir haciéndolo. Isabel había salido de la vida de Bill y yo estaba
intentando echar a Tom de la mía.
Desde ese
momento en adelante, nos concentraríamos exclusivamente en nosotros.
Una hora
después, Bill aparcó junto a una bonita playa de Tampa. Salimos del coche y él
sacó una gran cesta de picnic y una manta del maletero.
—Un picnic en
la playa —dije con una sonrisa. —¿Cuándo fue la última vez que hicimos esto?
¿Hace siete años, tal vez?
—Más o menos.
Caminamos hacia
una zona de la playa que estaba desierta, y allí ayudé a Bill a extender la
manta sobre la arena.
—Siéntate y
cierra los ojos —me ordenó él.
—Vale.
—Y no mires.
—No miro. Pero
no me hagas esperar mucho.
Lo oí sentarse
a mi lado y abrir la cesta. Entonces me estremecí ligeramente al
sentir algo frío en los labios.
—Abre la boca.
Obedecí y algo
áspero me rozó la lengua. Me costó un momento darme cuenta de que sólo podía
ser una fresa.
—Muérdela.
Lo hice y la
boca se me llenó con el sabor dulce y ácido de la fruta.
—Mmm.
—Mantén los
ojos cerrados.
—Está bien,
está bien —protesté en tono burlón.
Un momento
después sentí otra cosa en los labios. Estaba húmedo y muy frío.
¿Un cubito de
hielo?
No, por el olor
parecía más bien un trozo de piña. La mordí y gemí de delicia.
—Fresas y piña,
mis dos frutas favoritas. ¿Qué será lo siguiente?
—Lo mejor de
todo.
Abrí los ojos
sin poder evitarlo.
—¡Eh! —protestó
Bill.
—Lo siento —me
disculpé y me tapé los ojos con las manos.
Los próximos
segundos transcurrieron en silencio, aunque podía oír las manos de Bill
hurgando en la cesta, las olas rompiendo en la orilla y el graznido de las
gaviotas en el aire.
—Me están
doliendo las manos —dije.
—La espera
merecerá la pena —me aseguró Bill.
No debió de
pasar más de un minuto, pero a mí me parecieron horas. De repente sentí algo
alrededor de la muñeca.
¿Sería…?
Sí, lo era. Bill
me estaba abrochando una joya en la muñeca.
—Y ahora…
—¿Puedo mirar
ya?
Los dos
hablamos al mismo tiempo.
—Sí. Ya puedes
mirar.
Bajé las manos
y abrí los ojos. Me fijé en la muñeca y ahogué un gemido de asombro.
—¿Te gusta?
—¿Gustarme? Oh,
Dios mío… ¡Es precioso!
«Precioso» era
decir poco. El brazalete estaba labrado en platino con incrustaciones de
diamantes y rubíes.
Conocía muy
bien aquella pieza, porque ya la había visto antes.
—La querías
para nuestro primer aniversario — dijo Bill—. Pero en aquel
momento me pareció demasiado… —dejó la frase sin
terminar—. Ahora me he dado cuenta de que el precio no importa comparado con tu
felicidad. Si tú eres feliz, yo también lo soy.
—Oh, cariño…
—lo besé no sólo para expresarle mi agradecimiento, sino también mi amor.
Bill sirvió
champán para ambos, y a punto estuve de no aceptar la copa. Pero no era el
momento de decirle que estaba embarazada, y de todos modos una sola copa no me
haría daño.
—Por un nuevo
comienzo —brindó él.
Me sentía muy
bien al dar el primer paso para salvar nuestro matrimonio.
Sabía que era
el momento de hacerlo.
Mis ánimos
estaban por las nubes cuando Bill y yo volvimos al aparcamiento del hotel y él
me dio un beso de buenas noches. Y también cuando me dio otro beso de buenas
noches. Había apagado el móvil mientras estaba con él, pues no quería
arriesgarme a recibir una llamada de Tom. Pero en cuanto estuve en mi coche
volví a encenderlo.
Y enseguida se
puso a sonar.
Era el número
de Bill.
—Hola.
—Ahora y
siempre, (Tu) —dijo—. Te amo.
—Y yo a ti.
—Buenas noches.
—Buenas noches,
Bill.
Tom me llamó
una hora después. Fingí que me alegraba de oírlo, pero también adopté un tono
débil y le dije que estaba enferma.
—¿Es el bebé?
—No —dije con
voz ronca—. Creo que estoy pillando un resfriado. Me he tomado un poco de té
con miel y limón y me voy a acostar. Mañana estaré bien.
—Odio decirte
esto, pero ha habido un problema con el rodaje y voy a retrasarme un día más.
—Oh, no.
—Ojalá pudiera
estar ahora mismo contigo.
—Pronto
estaremos juntos.
—¿Has hablado
con tu marido?
Una pausa.
—Sí. Se lo he
dicho, Tom. Ya sabe que se ha acabado para siempre.
—Me alegro
mucho, hermosa. Me gustaría poder celebrarlo contigo.
—Tendremos que
resolver el asunto del divorcio y puede que lleve algún tiempo.
Será complicado.
—Lo superaremos.
Y cuando todo esté resuelto, nos casaremos.
—Sí, cariño.
¿Te importa que hablemos mañana? Estoy muy…
—Por supuesto.
Vete a descansar.
Respiré con
alivio cuando cortamos la comunicación.
Saludos chicas,
gracias por los comentarios y gracias a las chicas que me siguen y escriben por
twitter, espero disfruten el capitulo, ya no falta nada para el final! Bueno me
despido aun tengo muchas cosas que hacer de la universidad, por fin ya vienen
las vacaciones! Bueno Os quiero una vez más gracia s por los comentarios, Cuídense
nos leemos!
Te juro q estoy muy ansiosa por el final!!
ResponderEliminarOsea q pasara con Tom el no estara tranquilo y Bill aceptara a ese bb es mas q pasara con el bb!!
Siguelaaa esta hermosa la fic.. Aunq ya me hago una dia cuando empieza la fic tu describes el presente de (tn) y ella cuenta como lo conocio asi q yo creo q esi tiene mucho ver con el final no??..
Amo tu fic.. Al fin te encontre en twitter ;)
bye cuidate
Ay, todo estaba perfecto hasta que leí que Tom le llamaba a (Tú). Joder, no puedo esperar al final: ¡ojalá Tom muera! :@ Bueno, no e.e.
ResponderEliminarSchessei, ahora tengo que esperar más tiempo para que subas. Ni modo xD. Yo ya estoy de vacaciones. Pobre de ti xd.
¡Sube pronto!
¡Saludos! *-*/
Hola! Sorry por comentar hasta ahora xD Hay no TN olvidate de Tom y vuelve con Bill el es el mejor hombre del mundo!! (No es que Tom no pero asusta) hay no! No quiero que termine!!! Me encanta esta nove sinceramente me encanta!
ResponderEliminarEspero publiques pronto Mika! Saludos besos y abrazos!