«Pasar
desapercibida…». Era una extraña manera de despedirse, y además me sonaba
vagamente familiar. Pero ¿por qué?
Abrí la puerta
y me giré para despedirme con la mano de Tom, quien estaba esperando hasta que
yo entrase en casa. Me devolvió el gesto y se alejó en su coche.
Cerré con llave
y miré por la ventana para asegurarme de que Tom no daba la vuelta. Esperé así
veinte minutos, hasta convencerme de que iba camino al aeropuerto. Había visto
la maleta en el asiento trasero de su coche, de modo que debía de ser cierto
que se marchaba de la ciudad.
Fui a mi
habitación y me dejé caer en el borde de la cama, abrumada bajo el enorme peso
que sentía en los hombros.
Me miré las
manos y examiné el bonito anillo que acababa de darme Tom. Me lo quité y lo
puse en la mesilla de noche.
Fue entonces
cuando vi una hoja doblada con mi nombre escrito. Era la letra de Bill
.
“ Te Amo. Ahora
y siempre. “
Bill …
El mensaje era
muy breve, pero tenía un significado muy especial para ambos. Era lo mismo que Bill
me había escrito en el ramo de rosas que me envió el día que se me declaró.
Por primera vez
en muchas semanas, no me molestaba recibir noticias suyas. Incluso me hizo
sonreír.
Pensé en él y
en la vida que habíamos compartido. ¿Qué había salido mal? ¿Habíamos sido
demasiado jóvenes cuando iniciamos nuestra relación? O tal vez la respuesta no
fuera tan simple. Yo creía que nos seríamos fieles el uno al otro hasta la
muerte, pero él había sucumbido a la tentación.
Y yo también.
Ahora sabía lo
fácil que era prendarse sexualmente de alguien a quien no se le había jurado
amor eterno.
Durante las
últimas semanas había sacado a Bill de mi cabeza. Tom había sido una
distracción fantástica, pero el inesperado giro que tomaron los acontecimientos
me había hecho ver que no podía seguir huyendo de mi vida. Si Bill y yo íbamos
a recuperar nuestro matrimonio, era el momento de hacerlo.
Si Bill me
amaba podría perdonarme, igual que me había suplicado que yo lo perdonase a él.
Tenía que aferrarme a aquella creencia, porque al fin
sabía, sin la menor duda, que quería volver con Bill. También sabía que no
había intentado seducir a Maria, lo que era un gran alivio.
Bill aún me quería
y no volvería a cometer el mismo error. Yo también lo había cometido… y mucho
peor. El niño que llevaba dentro así lo demostraba.
Una lágrima me
resbaló por la mejilla. En el último mes y medio habían ocurrido demasiadas
cosas. Y tal vez no hubiera vuelta atrás.
Sólo había un
modo de averiguarlo. Agarré el teléfono y marqué el número del trabajo de Bill.
Pero en ese instante me asaltó un pensamiento y colgué enseguida.
«Pasar
desapercibida…». Era lo mismo que le había dicho a Maria cuando hablamos por
teléfono la noche que fuimos al club Ilusions. La noche en que Tom me agarró
del pelo en la pista de baile. Sabía dónde encontrarme, y sabía que estaba
embarazada…
«Sé que estás
embarazada, hermosa. Y sé que tú también lo sabes».
Santo Dios… Un
escalofrío me congeló la sangre. ¿Habría instalado Tom algún micrófono en mi
casa? ¿Habría pinchado el teléfono?
No podía estar
segura, pero no podía llamar a Bill desde el teléfono de casa. Agarré el móvil
y salí al jardín trasero.
—Bill Trumper.
—Hola, Bill.
—(Tu)… —parecía
ligeramente sorprendido.
—He recibido
tus notas.
—No sabía
seguro si estarías en casa. He visto que has dejado comida y agua para Tokio en
la puerta.
Al pensar en Tokio
se me formó un nudo en el pecho. Pero ya le hablaría a Bill del gato más tarde.
—¿Podemos
vernos, Bill? Me gustaría hablar contigo.
—Por supuesto.
¿Cuándo?
—¿Qué te parece
dentro de una hora? Ya sé que estás trabajando, pero…
—No pasa nada.
Me tomaré un descanso e iremos a la cafetería que hay frente al hotel.
—Muy bien. Nos
vemos en una hora.
A Bill se le
iluminó la cara cuando me vio entrar en la cafetería. Aquél era el Bill del que
me había enamorado. El hombre apuesto y atractivo que podía derretirme con una
simple mirada o sonrisa. Esperó a que yo fuera hacia él y me abrazó.
—Hola, cariño. —Era agradable volver a estar
en sus brazos. Era como volver a casa.
—Hola.
Dio un paso
atrás y me hizo extender los brazos para verme bien.
—Estás
preciosa.
—Gracias.
Volvió a
abrazarme como si no pudiera despegarse de mí.
—Te he echado
de menos.
Los ojos se me
llenaron de lágrimas al oírlo.
—Yo también a
ti.
—Tranquila —dijo
él al advertir mis lágrimas—. Lo que importa es que ahora estamos aquí.
Para él era muy
fácil decirlo. Aún no sabía que yo estaba embarazada.
—Siéntate —me
señaló una de las dos confortables sillas junto a la mesa.
Miré a mi
alrededor. Había gente en el local, pero nadie ocupaba la mesa contigua a la
nuestra, por lo que tendríamos intimidad suficiente.
Aun así, hablé
en voz baja.
—¿Qué pasó, Bill? Mi pregunta pareció
confundirlo. —¿Cómo pudiste acostarte con otra?
—Fui un
estúpido —respondió—. Ya te lo he dicho.
—Necesito algo
más que eso. Necesito una explicación que pueda entender. ¿O me estás diciendo
que simplemente cediste a la tentación?
—(Tu), no tengo
ninguna excusa para lo que hice. Nada de lo que pueda decir podrá justificarlo.
Lo único que puedo decirte es que nunca más volverá a pasar.
—¿Sentías que
nos estábamos separando?
—Supongo que
ambos nos acomodamos a la relación —dijo él—. Nos queríamos, pero caímos en la
rutina y la pasión se apagó. Y… —suspiró—. He pensado mucho en esto. Creo que
llegué a verte de una determinada manera… —también él hablaba en voz baja para
que nadie pudiera oírnos—. Tú no tenías experiencia sexual cuando nos casamos,
y la verdad es que yo tampoco. Pero sí tenía una imagen clara de lo que una
esposa debería ser y lo que debería hacer. Supongo que estaba influido por mi
madre. Es algo complicado, pero al mismo tiempo es muy simple. ¿Entiendes lo
que quiero decir?
Sí, lo entendía
muy bien. Bill se refería a la imagen que tenía de mí en lo relativo al sexo.
Se había criado en un hogar muy conservador y ni él ni sus hermanas habían
podido tener citas hasta que fueron a la universidad.
—Después estaba
lo de tu violación, y… quería ser delicado contigo.
—Lo entiendo, Bill.
Pero yo no soy una pieza de porcelana a la que haya que tratar con un cuidado
exquisito. Yo también he tenido mis problemas sexuales, pero siempre pensé que
conseguiríamos superarlos juntos. Lo que no esperaba es
que te acostaras con otra.
—Tienes toda la
razón, (Tu). No te mereces lo que te hice —su expresión se ensombreció—. Si no
quieres volver a saber de mí, lo entenderé.
Suspiré
débilmente.
—No es eso lo
que quiero, Bill —dije. Hasta ese momento no me había dado cuenta de esa
verdad.
—Oh, (Tu) —un
brillo de felicidad se encendió en los ojos de Bill—. Te amo tanto…
—Si vamos a
arreglar las cosas tenemos que ir despacio —aclaré—. Volver a salir como al
principio, pasar tiempo juntos y redescubrir todo lo que teníamos —hice una
pequeña pausa—. Así sabremos si estamos hechos el uno para el otro o si
deberíamos separarnos definitivamente.
—No quiero
separarme de ti —dijo él sin dudarlo—. Si no puedo vivir contigo…
—Yo tampoco
quiero separarme. Pero no sé si el amor basta para que estemos juntos.
—¿Has acabado
con ese tipo?
—Sí —dije, pero
volví a pensar en el bebé. No era el momento para contárselo a Bill.
—Bien —fue todo
lo que dijo al respecto. Me sorprendió que no tuviera más preguntas sobre
mi
aventura—. ¿Qué vas a hacer esta noche?
—Nada.
—¿Qué te parece
si salimos a cenar? Elige el sitio.
Lo pensé un
momento.
—Sorpréndeme.
—¿Que te
sorprenda?
—Ajá. Piensa
que una de las causas por las que se apagó la pasión fue que dejamos de ser
espontáneos.
—Tienes razón.
Muy bien, te sorprenderé. Te recogeré en casa y…
—No, nos
veremos mejor en el hotel. Esta noche quiero sentirme como una mujer soltera
que tiene una cita con un hombre que le gusta. No quiero que caigamos en la
tentación de acabar en la cama… Todavía no.
El sexo era
importante, pero Bill y yo teníamos que reencontrarnos a un nivel emocional. Si
lo lográbamos, todo lo demás vendría por sí solo.
—Por cierto
—dijo Bill—. Ella se ha marchado, (Tu).
No tuve que
preguntarle a quién se refería.
—¿La has
despedido?
—No, no la
despedí. Pero sí hice que la trasladaran al hotel de Carolina del Norte.
Me costó un
momento asimilar la noticia.
—¿Y ella lo aceptó por las buenas?
—Se le ofreció
un buen ascenso, pero al principio ni siquiera bastaba con eso. Se está
negociando un acuerdo económico. El seguro del hotel cubre casos como… como
éste. Ha sido un quebradero de cabeza y he perdido mi dignidad en el trabajo,
pero Isabel ya no está y no volverá a ser un problema.
—Así que van a
ascenderla… —resoplé con desdén—. Es estupendo que a una la recompensen por ser
una zorra.
—Era la única
manera de que aceptara retirar la denuncia por acoso.
—¡Después de
que fuera ella la que te acosó a ti! —Mascullé entre dientes—. Aunque si tú no
te hubieras dejado seducir… —me abstuve de soltar todo el resentimiento que aún
me dominaba.
—Lo sé —admitió
él—. Aprendí la lección de la forma más dura posible. Y no por la humillación
sufrida en el trabajo, sino porque he estado a punto de perderte.
—No ha merecido
la pena, ¿verdad? —el pecho me ardía por el rencor contenido.
—No —se quedó
callado un momento—. ¿Puedes perdonarme, (Tu)? Ya sé que es mucho pedir, pero
si no me perdonas…
Una cosa estaba
clara. Para seguir adelante tenía que mirar al futuro. Y sólo había una manera
de hacerlo.
—Sí, Bill. Te
perdono.
—En ese caso,
tenemos una posibilidad.
Chicas! Espero estén
bien, disculpen la tardanza pero he estado muy ocupada con la universidad
culminando evaluaciones y todo eso, espero disfruten el capitulo, si quieren
hacerme algún comentario pueden hacérmelo a mi twitter @OtraFran, ya se acerca
el final así que disfruten estos capítulos, espero leer pronto sus comentarios
y gracias por leer, cuídense mucho… hasta pronto!
O.o tengo mucho miedo de la reaccion de Tom cuando se entere de estoo si esq no a dejado a alguien q espie a (tn) !!
ResponderEliminarQue miedoo y ya tiene q decirle q esta embarazadaa!! Esta buenizima muy intrigantee como terminara esta hermosa historia..
Siguelaa cuidate bye :D
¡Ayyyyy! Que hermoso: por fin se ven (Tú) y Bill /*o*\. Woow, si me emocioné *----*. Espero y ella ya le diga a Bill el problemón que tiene con Tom: sé que se arreglará.
ResponderEliminar¡Uffs, uffs! ¡Que lástima que ya casi se acabará la historia! :c
¡Sube pronto! :D
¡Saludos! *-*7
Hola! Aqui yo molestando de nuevo!...vaya vaya HASTA QUE AL FIN!!! Bill y (Tu) se ven las caras...mierda pero que ya le diga que esta embarazada yo que ella, sorry por el baby no deseado, lo aborto, sino lo tengo y voy en adopcion xD
ResponderEliminarJajajjaja no bromas un bebe no se merece eso olvidenlo!
Hay Mika me encanta tu nove lastima que se termina pero espero que....acabe feliz Bill y Tu Forever!
SIGUELA!
miedo, panico, de todo, que paso con el pendejo gato???? cuando le va a contar de su embarazo, si Tom se entera???? me muero de nervios, esta fic me encanta, ojala Tu y Bill puedan estar juntos, Mika eres estupenda escribiendo!
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