Un frío glacial
se propagó por mi espalda y mis brazos.
Muy lentamente,
me giré hacia la televisión. Sabía lo que iba a ver, pero de todos modos ahogué
un grito al verlo. Estaba tendida en la cama de Tom, con las muñecas atadas al
cabecero, las piernas abiertas y la cara de Tom enterrada en mi sexo. Tenía la
espalda arqueada y mis pechos se balanceaban al retorcerme de éxtasis.
Salté del sofá
y me coloqué delante de la televisión para que Bill no pudiera verlo.
—Ya lo he visto
—dijo él—. Lo he visto todo.
—¿Cómo… cómo…?
—¿Cómo ha
llegado a mis manos? Tu novio me la trajo hoy al hotel.
—¿Qué? —¿Tom
estaba en la ciudad? ¿Y sabía dónde trabajaba Bill?
—Me encanta lo
que viene ahora.
—Escúchame, Bill.
Tom está loco. Creía que estaba de viaje, pero me mintió. No podemos quedarnos
aquí. Es peligroso.
—Quítate de en
medio —dijo él, sin prestar atención a lo que le estaba diciendo.
—Por favor, Bill,
no veas esto —le supliqué—. No sé en qué estaba pensando Tom al grabarlo. Yo ni
siquiera sabía que lo estaba haciendo. Pero… —gemí de frustración—. Apágalo,
por favor. Apágalo —me giré y apagué manualmente el televisor, pero Bill volvió
a encenderlo con el mando a distancia—. No hagas esto, Bill. Te lo pido por lo
que más quieras.
—¿Me quieres?
—se oyó la voz de Tom, seguida de mis jadeos.
No pude
soportarlo más y apreté el botón para expulsar el DVD.
—Le dijiste que
lo querías —dijo Bill.
Negué con la
cabeza. Era lo único que podía hacer.
—Te he oído. Y
lo que es más importante, te he visto.
—Sólo eran
palabras. No significaban nada.
—¿No? Entonces
¿cómo sabe él que mi padre murió y me dejó algún dinero?
Por eso Bill
había hecho el comentario tan ofensivo sobre los motivos que tenía para estar
con él.
—Sólo estábamos
hablando —expliqué—. Sobre los padres y la muerte. No tenía ninguna
importancia.
—Conmigo nunca
has sido así —tragó saliva, intentando conservar la compostura—. Conmigo nunca
has gemido de esa manera, ni te has movido con esa pasión.
Por mucho que quisiera, no podía negar lo que estaba
diciendo. El sexo con Tom había sido absolutamente desinhibido, en parte porque
era una relación prohibida, y en parte porque Tom me había abierto un mundo de
nuevas sensaciones que nunca me había atrevido a explorar.
—¿Y tú no lo
pasaste bien con tu puta? Me dijiste que le comiste el coño. Seguro que te
encantó y que te corriste en su boca. No quería que me vieras con Tom, pero al
menos ya lo sabes. Yo, en cambio, tendré que conformarme con imaginar lo que hicisteis
vosotros. Y te aseguro que mi imaginación puede ser mucho peor que la realidad.
—Me dijo que
estabas conmigo hasta que consiguieras parte de la herencia de mi padre.
Me arrojé a sus
pies.
—¿Y tú lo
creíste? Porque entonces es que no me conoces en absoluto.
Él no
respondió, pero por el brillo de sus ojos no parecía darle mucho crédito a las
palabras de Tom.
—Tom está
perturbado —le dije a Bill—. Se enamoró obsesivamente de mí, a pesar de que lo
nuestro no era más que una aventura, y no le sentó nada bien cuando le dije que
se había acabado.
—¿Sabía él que
sólo era una aventura?
Abrí la boca,
pero no pude responder. Bill había dado en el clavo. Por primera vez me daba
cuenta de que no había enfocado mi relación con Tom como una aventura
únicamente.
Chicas saludos,
espero y estén bien, disculpen por lo corto del capítulo pero ya solamente quedan
dos, espero este les guste, muchas gracias por los comentarios, nos leemos
pronto para los dos capítulos finales! Cuídense!