Me estaba
tirando del cabello con tanta fuerza que perdí el equilibrio y caí al suelo. El
vaso de Sprite se hizo añicos junto a mí.
Levanté la
mirada y vi el rostro iracundo de Tom. Miré a Maria y la vi con los ojos
abiertos como platos. Intentó ofrecerme la mano, pero Tom volvió a agarrarme
del pelo y me levantó de un tirón.
Grité de dolor.
Nadie podía oírme con la música, pero algunas personas se dieron cuenta de lo
que estaba pasando.
—¡Suéltame, Tom!
Me agarró con
más fuerza, haciéndome llorar. Entonces me soltó el cabello y me agarró del brazo.
—Nos vamos.
Ahora.
Maria se interpuso
entre los dos e intentó apartarlo de mí.
—¿Qué puñetas
estás haciendo, Tom? (tu). es una mujer
adulta y puede hacer
lo que le dé la gana. Tú no eres su dueño.
Tom me soltó y
yo jadeé con alivio, agradecida por el efecto disuasorio que habían tenido las
palabras de Maria. Pero entonces él puso la mano en la cara de Maria y la
empujó con tanta fuerza que la hizo caer al suelo.
—¡Basta!
—grité, y golpeé a Tom en el pecho.
Él me agarró de
la muñeca y me miró echando fuego por los ojos.
—¿Es eso lo que
estás haciendo aquí? ¿Haciendo lo que te da la gana? ¿Tonteando con otros
hombres? ¿Decidiendo a quién te llevas a casa igual que hiciste conmigo?
—¡Hemos
terminado, Tom! ¡Déjame en paz!
—¿Y se puede
saber qué haces bebiendo? —le dio una patada al vaso roto—. ¡Estás embarazada!
El vaso salió
volando y golpeó a una mujer en el tobillo. La afectada se giró con cara de
pocos amigos.
—Será mejor que
te vayas, Tom —dijo Maria mientras se levantaba—. Porque ahora mismo voy a
llamar a la policía.
Tom me miró con
una sonrisa de suficiencia, como si supiera lo que me estaba preguntando: ¿cómo
sabía él que había confirmado mi embarazo?
—¿Pensaste que
te creí cuando me dijiste que no estabas embarazada? Sé que lo estás, hermosa.
Y sé que tú también lo sabes.
En ese momento
aparecieron dos gorilas, uno a cada lado de Tom.
—¿Algún
problema? —preguntó uno de ellos.
—Sí —respondió Maria—.
Este tío está molestando a mi amiga. La ha agarrado por el pelo como si fuera
un cavernícola.
—Es mi novia
—dijo Tom, sin apartar la mirada de mí—. ¡Está embarazada y se dedica a ligar
por ahí como una maldita puta!
—Está bien,
amigo —dijo uno de los gorilas. No era su trabajo mediar en peleas conyugales,
tan sólo evitar que hubiera problemas en el local—. Ahora tienes que irte.
—Vamos, (tu). —me
dijo Tom.
Los gorilas
agarraron a Tom de los brazos.
—(tu)..
Tom no se movió
y los gorilas empezaron a arrastrarlo hacia la puerta.
—¡(tu).! ¡Ven
conmigo, (tu).!!
Yo me quedé
donde estaba, presenciando la patética escena con lágrimas en los ojos. Tom no
dejó de mirarme mientras luchaba contra los gorilas, y la expresión de su
rostro reflejaba su ira y frustración.
—¡ (tu).!
—gritó con todas sus fuerzas.
Los gorilas consiguieron sacarlo del local y sólo
entonces volví a respirar.
—Maldito cerdo
—masculló Maria.
—¿Cómo sabía
que yo estaba aquí? —pregunté.
En vez de darme
una respuesta que no tenía, Maria me abrazó y me mantuvo entre sus brazos
mientras yo lloraba.
Al apartarme,
me sequé los ojos e intenté recuperar el control de mis emociones.
—¿Cómo podía
saber que estaba embarazada? ¿Cómo sabía dónde encontrarme? ¿Estará rebuscando
en mi basura y siguiéndome a todas partes?
—Lo único que
sé es que ese tío está loco y que es capaz de todo —sacudió la cabeza—. Tenemos
que ir a denunciarlo a la policía.
—No —me
pregunté qué estaría pensando la gente que me miraba, pero intenté no pensar en
ello y me fijé únicamente en Maria—. No quiero enzarzarme en una lucha interminable
con Tom. Si lo ignoro acabará dejándome en paz, ¿no?
—No lo sé —dijo
Maria—. Parece que está obsesionado de veras.
Miré a mi
alrededor. La gente seguía bailando, pero algunos me echaban miradas de reojo.
—Quiero salir
de aquí.
—Ni hablar. No podemos
salir ahora. ¿Y si Tom está esperando en el aparcamiento?
—¿Lo crees
capaz?
—Como te he
dicho, lo creo capaz de cualquier cosa.
—Tienes razón
—suspiré—. Pero no quiero seguir aquí. Todo el mundo me mira.
—Si de verdad
quieres marcharte, le pediré a los guardias de seguridad que nos acompañen a
los coches.
—De
acuerdo.
Fuimos hacia la
puerta, donde estaban los dos gorilas que habían echado a Tom. Maria les
explicó que necesitábamos su ayuda, por si acaso Tom estaba escondido en alguna
parte, esperando a que yo apareciera.
—Sin problema.
El más alto y
fuerte de los dos gorilas nos acompañó a los coches.
—¿Dónde has
aparcado? —me preguntó Maria.
—Al final del
aparcamiento.
—Mi coche está
ahí —lo señaló—. Súbete y te llevaré al tuyo.
No se veía a Tom
por ninguna parte, aunque había varios todoterrenos dorados en el aparcamiento.
—¿Todo bien?
—nos preguntó el gorila cuando llegamos al Nissan Sentra de Maria.
—Eso parece
—dijo ella—. No creo que vayamos a tener ningún problema.
El gorila se marchó y Maria y yo nos subimos al vehículo.
Empecé a
tranquilizarme cuando no vi ningún todoterreno como el de Tom junto a mi coche.
Podía estar en cualquier parte, pero tenía el presentimiento de que ya se había
marchado.
Gracias a Dios.
—¿Por qué no te
subes a tu coche y me sigues hasta mi casa? —Me sugirió Maria—. No quiero que
estés sola.
—De acuerdo. Me
parece buena idea.
Salí del coche
de Maria y eché a andar hacia el mío. Pero cuando estaba a pocos pasos me
detuve en seco, horrorizada.
—¿Qué pasa? —me
preguntó Maria.
—Mi
coche… Tom me ha rajado las ruedas.
Chicas
de nuevo acá con otro capítulo, Millones de gracias por sus comentarios como
siempre me encanta leer lo que tengan para decirme! Esta semana fue una locura
total! Y bueno así no lo lean me desahogare con ustedes, deje mi trabajo! Era una
locura!! A parte de que hacer ambas cosas a la vez (trabajar y estudiar) se me
estaba haciendo demasiada carga! Llegaba súper tarde a mi casa y no tenía
tiempo de estudiar para los exámenes y hacer los trabajos, he de confesar que
soy malísima trabajando en equipo, ya que todo lo quiero hacer yo por miedo a
que alguien del equipo lo haga mal y saque una calificación baja! Lo sé soy una
maniática, o tal vez una nerd como dicen mis “amigos” jaja a parte de que mi ex supervisor y los jefes
ahora se antojaron de colocar un “horario de baño”, es decir que si me daban
ganas no podía ir si no estaba en el horario, a parte me he quedado ronca!!! Mi
trabajo consistía en hablar por teléfono con clientes toooda la tarde y parte
de la noche con aire acondicionado encendido en todo ese tiempo, así que imagínense
como esta mi pobre garganta! Y a pesar
de eso querían que trabajara así! Después de que se dieron cuenta que si lo hacía
terminaría hablando peor me enviaron a mi casa y antes de irme me dijeron que tenía
que ir todo un día desde las 8 am a las 8 pm para cubrir ese día que no
trabaje, pueden creerlo? EXPLOTACION!! Así que me fui a mi casa y no regresare más!!
A ver si consigo otro empleo que me dé más tiempo para poder estudiar si no,
pues solo estudiare! Y bueno el asunto es que me di el tiempo de escribir este capitulo que espero les guste! Estaré por acá así que tal vez conteste
alguno de sus comentarios a cada una ya que pues, se está terminando los capítulos!
igualmente estaré como siempre en twitter! Una vez más gracias por sus comentarios, si leíste
todo lo anterior también gracias jaja y bueno, Os quiero, y cuídense mucho!