Como una infidelidad, conllevo a otra, y con esto... llegar a la obsesión!...

martes, 18 de septiembre de 2012

Capitulo 17


Aquella noche me quedé con Tom y me desperté entre sus brazos, con su cuerpo pegado al mío por detrás. El sexo aún me escocía, pero estaba segura de que si Tom se despertaba y me colocaba sobre él, sería incapaz de resistirme.

Era tan sabroso y tentador como un bombón.

—¿En qué piensas? —su pregunta me sorprendió, pues no esperaba que estuviese despierto.

—En ti —le respondí con sinceridad. Tom tenía la mano sobre mi vientre y coloqué la mía encima de la suya.

—Me alegro de que te hayas quedado. Me gusta despertarme contigo en mis brazos.

El corazón se me encogió de emoción y una vez más tuve la sensación de que Tom era un hombre especial. No estaba segura de lo que había exactamente entre nosotros, pero estaba claro que era algo más que sexo.

—¿Vas a trabajar hoy? —me preguntó él.

—No. Soy profesora, así que tengo todo el verano libre.

Por la forma en que me apretó el vientre parecía complacerle la respuesta. Tal vez se imaginaba que podíamos pasarnos las próximas seis semanas en la cama.

La idea era realmente excitante.

—¿Y tú? —le pregunté—. Me dijiste que me hablarías de tu trabajo cuando viniera a verte, pero luego nos distrajimos y…

Me apartó el pelo y me besó suavemente en la nuca. Mi clítoris respondió con una palpitación instantánea. ¿Cómo era posible que, después de haberme pasado la noche teniendo un orgasmo tras otro, siguiera deseando a Tom como desde el primer momento?

—¿Estás intentando volver a distraerme? —le pregunté, cerrando los ojos—. ¿Lo haces para no tener que responderme?

—Me dedico a hacer vídeos promocionales y anuncios para televisión.

Me giré para mirarlo.

—¿Haces vídeos?

—Bueno, en realidad los filmo. Soy videografo.

—¿En serio? —le pregunté sin disimular mi admiración.

—Sólo es un trabajo.

—Suena muy divertido.

—En realidad, puede ser muy aburrido. Algún día espero hacer películas.

—¿Qué has hecho hasta ahora?

—Poca cosa. Unos vídeos soporíferos para algunas empresas y un anuncio de tele tienda alabando las maravillas del Ford Focus y las facilidades de financiación. Quizá lo hayas visto de madrugada.

No lo había visto, pero no importaba.

—Estoy impresionada.

—¿Por qué?

—No sé.

—¿Te parece que es un trabajo con glamour?

—Bueno… me gusta todo lo relacionado con la creatividad. Hace mucho tiempo soñaba con ser actriz.

—Aún puedes serlo. Eres muy hermosa.

—No, ya no.

—Pues claro que lo eres.

—Me refiero a que ya no puedo ser actriz. Ese tiempo ha pasado.

—¿Por qué dices eso? Si tienes un sueño debes perseguirlo cueste lo que cueste.

—Ya soy demasiado mayor.

—¿Cuántos años tienes? ¿Veintitrés?

Me reí.

—Justo. Tengo treinta.

—¡Treinta! —Exclamó, antes de darme un beso en los labios—. No aparentas más de 
 veintipocos. A la cámara le da igual tu edad, sólo le importa lo que aparentes.

—Puede ser —admití—. Pero mi vida ha cambiado y ya no tengo sueños —no quería decirle que había renunciado a todos mis sueños por haberme casado—. No los echo de menos, ya que me gusta mi trabajo. Y cuando quiero ser creativa, pinto.

 Fue el turno de Tom de quedarse impresionado.

—Así que eres una artista…

—Yo no diría tanto, pero sí que me gusta pintar.

—¿Has expuesto alguna vez tu obra?

—¿Exponerla? Claro que no. No soy tan buena.

—¿Me dejarías verla?

—¿Me tomas el pelo?

—Claro que no. Te lo digo completamente en serio.

—¿Por qué? Mis cuadros no son gran cosa.

Tom dejó pasar unos segundos en silencio.

—¿Tu marido no mostraba interés en tus pinturas?

—Bueno, no es que le molestara, pero tan sólo lo veía como un pasatiempo.

—Pero para ti es algo más —era una afirmación, no una pregunta.

Hacía mucho que no pensaba en mis ilusiones, pero hubo un tiempo en el que deseaba dedicarme en serio a la pintura o a la actuación. Al final acabé dedicándome a la enseñanza, una profesión nada creativa, pero mucho más segura.

—Ya te he dicho que me gusta pintar, pero no soy una profesional.

Los dos nos quedamos en silencio, y Tom pareció darse cuenta de que no me apetecía profundizar en el tema.

Me fijé en la foto enmarcada que había en su mesilla de noche. Una bonita mujer de cabellos rubios y un hombre de pelo negro estaban sentados y sonrientes, unidos por las mejillas.

—¿Son tus padres? —pregunté.

Tom giró la cabeza para seguir la dirección de mi mirada.

—Sí.

—Hacen buena pareja —dije con tristeza al pensar en mis padres—. Parecen muy felices.

—Lo eran. Eran muy felices.

—¿Eran?

—Murieron.

Ahogué una exclamación.

—Oh, Tom… Lo siento mucho.

—No es culpa tuya, y además ya lo he superado. Murieron juntos, como ellos hubieran querido.

Le acaricié la cara.

—¿Cómo fue?

—Hubo un incendio en su casa. Mi padre intentó salvar a mi madre y acabaron muriendo los dos.

Volví a acariciarlo.

—Lo siento mucho.

—Fueron inseparables en la vida y en la muerte.

—Al menos siempre se tuvieron el uno al otro.

—¿Y tus padres?

Una amarga sensación me revolvió el estómago.

 —Mi padre murió en un accidente de coche, pero mis padres nunca fueron tan felices como los tuyos —omití el detalle de que mi madre le rompió el corazón a mi padre cuando lo abandonó por otro hombre—. Mi madre volvió a casarse y ahora vive en California.

—¿Tienes hermanos?

—Un hermano mayor. Hace once años se fue de vacaciones a Inglaterra, conoció a
una mujer y se fue a vivir allí por ella. Desde entonces están felizmente casados. ¿Y tú? ¿Tienes hermanos?

—Tres hermanos y dos hermanas. Yo soy el menor de todos.

—Ajá.

—Viven en Berlín. Yo también vivía allí hasta hace ocho años.

—¿Qué te trajo a Estados Unidos?

—Conocí a una mujer por internet y vine a verla en persona. Nuestra relación apenas duró dos meses, pero me enamoré de Orlando y decidí quedarme a vivir aquí —se calló un momento—. También quería empezar de nuevo. Fue al año siguiente de la muerte de mis padres. Para mí era muy duro permanecer en Alemania.

—Lo entiendo.

—Vamos a hablar de otra cosa —sugirió él.

Asentí comprensivamente. No podía reprocharle que no quisiera hablar de la familia, sobre todo habiendo perdido a sus padres de una manera tan trágica.

—¿Cuántos novios tuviste antes de casarte?

—Vaya, eso sí que es cambiar de tema…

—¿No quieres decírmelo?

—No tengo ningún problema en decírtelo. Sólo tuve uno. Bueno, mejor dicho dos, aunque con el segundo me casé.

—¿Quieres decir que sólo has intimado con dos hombres?

—Supongo que es algo difícil de creer en estos tiempos, pero sí. Tú has sido el tercero.
Tom sonrió, aparentemente complacido con mi respuesta.

—¿Salgo bien o mal parado si me comparas con ellos?

—¡Tom!

—En serio, preciosa. Quiero saberlo.

—Bueno, con el primero no hay comparación posible. Ni siquiera lo consideraría una experiencia sexual. Más bien… —no acabé la frase.

—¿Qué ocurrió?

No respondí.

—¿Preciosa?

Permanecí en silencio, rememorando aquella espantosa noche.

—Preciosa,Mírame.

Me di cuenta de que había cerrado los ojos. Volví a abrirlos y me encontré con la expresión preocupada de Tom.

—¿Qué te hizo?

 Suspiré.

—Me violó.

—¿Qué? —una furia asesina ardió en sus ojos y me apretó contra él—. Dios mío… ¿Cuándo fue? ¿Quién era? ¿Lo metieron en la cárcel?

—Era mi novio… o algo así. Y no, no lo detuvieron. Fue hace once años, cuando estaba en la universidad.

Tom respiraba agitadamente, como si intentase sofocar la ira. A pesar del desagradable recuerdo de Georg, me sentí bien al saber que Tom se preocupaba por mí.

—Estábamos saliendo juntos. Él quería que lo hiciéramos y al principio yo también quería. Luego cambié de opinión y le dije que no, pero él no se detuvo —relataba lo ocurrido sin la menor emoción, como si no me hubiera ocurrido a mí. Si permitía que el trauma me afectara, me hundiría sin remedio.

—Lo siento, bella…

—No pasa nada. Podría haber sido peor.

¿De verdad podría haber sido peor? Había vivido con el recuerdo durante once largos años, despertándome en mitad de la noche por culpa de las pesadillas. Con Bill el sexo era tranquilo y suave, y aun así había veces en que tenía que parar porque el recuerdo de Chad me invadía de repente. Bill siempre había respetado mis sentimientos y nunca me había presionado.

Pero ahora que estaba con Tom había descubierto algo sobre mí misma. Al fin comprendía que con Bill me había estado reprimiendo sexualmente, reacia a confiar en un hombre por culpa de lo que me había hecho Chad. Sólo me sentía segura cuando el sexo era seguro y delicado, sin atreverme a explorar mi lado salvaje. La infidelidad de Bill había sido la llave que abrió la puerta de mis inhibiciones y que me hacía descubrir un mundo de posibilidades insospechadas.

—Tu ex marido y tu primer novio te hicieron daño —dijo Tom—. Pero yo nunca te lo haría, bella. Te amaré como mereces ser amada.

Sus palabras me llenaron de calor.

—Ojalá pudiera matar al animal que te violó — murmuró, besándome en la sien—. No tenía derecho a hacerte lo que te hizo.

—Irá al infierno —dije. No quería seguir pensando en Chad —. De eso estoy convencida.

Me besó con ternura en la frente.

—Ahora me será mucho más difícil irme de viaje y dejarte aquí.

—¿Cómo? ¿Te vas de viaje?

—Sí. ¿Me echarás de menos?

—¿Adónde vas?

—Tengo que estar en Key West durante cuatro días.

—Key West… —el corazón me latió con fuerza—. ¿Qué tienes que hacer allí?

—Trabajar. Voy a hacer un vídeo promocional para el hotel Sheraton.

—Oh —fruncí el ceño.

—No te pongas triste —me puso el dedo bajo la barbilla para hacerme levantar el rostro—. Sólo serán cuatro días. Estaré de vuelta el martes.

—¿Cómo voy a estar cuatro días sin ti? —para el martes quedaba una eternidad, sobre todo porque me había ilusionado con pasar el fin de semana en la cama de Tom.

Él se echó a reír.

—El avión no sale hasta esta tarde. Puedes pasar casi todo el día conmigo, si quieres.

Deslicé una pierna sobre la suya y posé mi mano en su miembro.

—¿Puedo?

—Pues claro —se colocó entre mis piernas y se agachó para besarme el clítoris—. Y voy a darte algo para que me recuerdes en todo momento mientras estoy fuera…

Minutos después estaba gritando su nombre al correrme.

A las cuatro de la tarde, después de haberme parado a comer algo por el camino, estaba en casa y echando terriblemente de menos a Tom. Tokio se alegró de verme y fui a la cocina a llenarle el cuenco de comida, pero lo encontré lleno y también otro recipiente con agua.

¿Bill había estado allí?

Me di la vuelta rápidamente, casi esperando encontrármelo en casa aunque su coche no estaba aparcado fuera. Fue entonces cuando vi una nota en la mesa de la cocina.

(Tu):
He venido por unas cosas. Esperaba encontrarte en casa y lamento no haber podido verte. Espero que estés bien. Llámame cuando estés lista para hablar.
Te quiero,
Bill…

Arrugué la nota y me dispuse a tirarla a la basura, pero dudé un momento y volví a desplegarla para leerla de nuevo. Entonces volví a arrugarla y la tiré.

Aún no estaba lista para tratar con él, y tampoco me gustaba que se presentara en casa sin avisar. ¿Sabría que no había pasado allí la noche?

Me daba igual si lo sabía o no. Era él quien me había dado permiso para que me acostase con otro, y si se molestaba era su problema.

Aun así… me pregunté en qué estaría pensando, y cómo sería su reacción si supiera la cantidad de orgasmos que yo estaba teniendo con Tom.

¿Se arrepentiría de haber tenido una aventura?

—Deja de pensar en Bill —me ordené, pero era mucho más fácil decirlo que hacerlo. ¿Cómo iba a dejar de pensar en el hombre con quien había estado casada ocho años?

Sin darme cuenta, estaba agarrando el teléfono y llamando a Tom. Quería oír la voz del hombre que me hacía sentir maravillosamente bien.

A lo mejor le sugería acompañarlo a Key West, con la promesa de no entorpecer su trabajo.

Por desgracia, no respondió al teléfono. Ya debía de estar en el aeropuerto.

¿Y si hacía rápidamente la maleta y me iba en coche a Key West? El viaje duraría varias 
horas, pero si no encontraba mucho tráfico podría llegar alrededor de la medianoche. Y Tom había mencionado el hotel Sheraton, por lo que sería fácil encontrarlo.

No, no podía hacer eso. Si me presentaba allí sin avisar Tom pensaría que lo estaba acosando.

De modo que me quedaría mejor en casa a esperar su regreso.

Eso sí, durante los cuatro próximos días iba a masturbarme más de la cuenta.



Chicas que aun me leen, Hola! xD siento de nuevo la tardanza, pero eh estado delicada de salud últimamente, (tengo dengue :/) y pues entre los exámenes y hospitales no eh podido escribir, y bueno eh escrito un capi bastante largo, o eso creo, para compensarlas  a parte de que ya solo me queda una semana antes de comenzar la uni y el trabajo :/ espero lo disfruten, cualquier cosa que quieran preguntarme o decirme, ya saben mi twitter, oh y "Peter" es el nombre que habia escojido como personaje pero lo cambie a Tom, xD nos leemos pronto, y gracias por aun leer, Os quiero ;D  

5 comentarios:

  1. Hola!!! Wow tu Fic es espectacular!! O_O he llorado y de todo pues ;)!!!

    Espero que te recuperes pronto,aqui en mi pais Nicaragua el dengue se esta dando mucho y se lo mal que se siente estar asi!!

    Espero que te recuperes pronto!! Y NO NOS ABANDONES por favor jejejeje!!!

    Esperare con ancias el proximo cap!!!

    ResponderEliminar
  2. Cada Dia Revisare!! Lastima que no tengo Twitter para recordarte!!! Me encanta la fic!! ejjeje hasta le conte a mi mama de esta fic y le encanto!! jejejeje lol sube pronto!!

    Merci!!!!

    ResponderEliminar
  3. Hello!!

    Espero Subas Pronto!!! :D Me muero por saber que sige!!

    Danke Schon!!

    ResponderEliminar
  4. Paso para dejar mi mensaje del dia!!!

    Espero que estes bien,y subas pronto!!! Te esperare siempre

    ResponderEliminar