Aquella noche me quedé con Tom y me desperté
entre sus brazos, con su cuerpo pegado al mío por detrás. El sexo aún me
escocía, pero estaba segura de que si Tom se despertaba y me colocaba sobre él,
sería incapaz de resistirme.
Era tan sabroso
y tentador como un bombón.
—¿En qué
piensas? —su pregunta me sorprendió, pues no esperaba que estuviese despierto.
—En ti —le
respondí con sinceridad. Tom tenía la mano sobre mi vientre y coloqué la mía
encima de la suya.
—Me alegro de
que te hayas quedado. Me gusta despertarme contigo en mis brazos.
El corazón se
me encogió de emoción y una vez más tuve la sensación de que Tom era un hombre
especial. No estaba segura de lo que había exactamente entre nosotros, pero
estaba claro que era algo más que sexo.
—¿Vas a trabajar
hoy? —me preguntó él.
—No. Soy
profesora, así que tengo todo el verano libre.
Por la forma en
que me apretó el vientre parecía complacerle la respuesta. Tal vez se imaginaba
que podíamos pasarnos las próximas seis semanas en la cama.
La idea era
realmente excitante.
—¿Y tú? —le
pregunté—. Me dijiste que me hablarías de tu trabajo cuando viniera a verte,
pero luego nos distrajimos y…
Me apartó el
pelo y me besó suavemente en la nuca. Mi clítoris respondió con una palpitación
instantánea. ¿Cómo era posible que, después de haberme pasado la noche teniendo
un orgasmo tras otro, siguiera deseando a Tom como desde el primer momento?
—¿Estás
intentando volver a distraerme? —le pregunté, cerrando los ojos—. ¿Lo haces
para no tener que responderme?
—Me dedico a
hacer vídeos promocionales y anuncios para televisión.
Me giré para
mirarlo.
—¿Haces vídeos?
—Bueno, en
realidad los filmo. Soy videografo.
—¿En serio? —le
pregunté sin disimular mi admiración.
—Sólo es un
trabajo.
—Suena muy
divertido.
—En realidad,
puede ser muy aburrido. Algún día espero hacer películas.
—¿Qué has hecho
hasta ahora?
—Poca cosa. Unos vídeos soporíferos para algunas empresas
y un anuncio de tele tienda alabando las maravillas del Ford Focus y las
facilidades de financiación. Quizá lo hayas visto de madrugada.
No lo había
visto, pero no importaba.
—Estoy
impresionada.
—¿Por qué?
—No sé.
—¿Te parece que
es un trabajo con glamour?
—Bueno… me
gusta todo lo relacionado con la creatividad. Hace mucho tiempo soñaba con ser
actriz.
—Aún puedes
serlo. Eres muy hermosa.
—No, ya no.
—Pues claro que
lo eres.
—Me refiero a
que ya no puedo ser actriz. Ese tiempo ha pasado.
—¿Por qué dices
eso? Si tienes un sueño debes perseguirlo cueste lo que cueste.
—Ya soy
demasiado mayor.
—¿Cuántos años
tienes? ¿Veintitrés?
Me reí.
—Justo. Tengo
treinta.
—¡Treinta!
—Exclamó, antes de darme un beso en los labios—. No aparentas más de
veintipocos. A la cámara le da igual tu edad, sólo le importa lo que aparentes.
—Puede ser
—admití—. Pero mi vida ha cambiado y ya no tengo sueños —no quería decirle que
había renunciado a todos mis sueños por haberme casado—. No los echo de menos,
ya que me gusta mi trabajo. Y cuando quiero ser creativa, pinto.
Fue el turno de
Tom de quedarse impresionado.
—Así que eres
una artista…
—Yo no diría
tanto, pero sí que me gusta pintar.
—¿Has expuesto
alguna vez tu obra?
—¿Exponerla?
Claro que no. No soy tan buena.
—¿Me dejarías
verla?
—¿Me tomas el
pelo?
—Claro que no.
Te lo digo completamente en serio.
—¿Por qué? Mis
cuadros no son gran cosa.
Tom dejó pasar
unos segundos en silencio.
—¿Tu marido no
mostraba interés en tus pinturas?
—Bueno, no es
que le molestara, pero tan sólo lo veía como un pasatiempo.
—Pero para ti
es algo más —era una afirmación, no una pregunta.
Hacía mucho que no pensaba en mis ilusiones, pero hubo un
tiempo en el que deseaba dedicarme en serio a la pintura o a la actuación. Al
final acabé dedicándome a la enseñanza, una profesión nada creativa, pero mucho
más segura.
—Ya te he dicho
que me gusta pintar, pero no soy una profesional.
Los dos nos
quedamos en silencio, y Tom pareció darse cuenta de que no me apetecía
profundizar en el tema.
Me fijé en la
foto enmarcada que había en su mesilla de noche. Una bonita mujer de cabellos
rubios y un hombre de pelo negro estaban sentados y sonrientes, unidos por las
mejillas.
—¿Son tus
padres? —pregunté.
Tom giró la
cabeza para seguir la dirección de mi mirada.
—Sí.
—Hacen buena
pareja —dije con tristeza al pensar en mis padres—. Parecen muy felices.
—Lo eran. Eran
muy felices.
—¿Eran?
—Murieron.
Ahogué una
exclamación.
—Oh, Tom… Lo
siento mucho.
—No es culpa
tuya, y además ya lo he superado. Murieron juntos, como ellos hubieran querido.
Le acaricié la
cara.
—¿Cómo fue?
—Hubo un
incendio en su casa. Mi padre intentó salvar a mi madre y acabaron muriendo los
dos.
Volví a acariciarlo.
—Lo siento
mucho.
—Fueron
inseparables en la vida y en la muerte.
—Al menos
siempre se tuvieron el uno al otro.
—¿Y tus padres?
Una amarga
sensación me revolvió el estómago.
—Mi padre murió
en un accidente de coche, pero mis padres nunca fueron tan felices como los
tuyos —omití el detalle de que mi madre le rompió el corazón a mi padre cuando
lo abandonó por otro hombre—. Mi madre volvió a casarse y ahora vive en
California.
—¿Tienes
hermanos?
—Un hermano
mayor. Hace once años se fue de vacaciones a Inglaterra, conoció a
una mujer y se fue a vivir allí por ella. Desde entonces
están felizmente casados. ¿Y tú? ¿Tienes hermanos?
—Tres hermanos
y dos hermanas. Yo soy el menor de todos.
—Ajá.
—Viven en Berlín.
Yo también vivía allí hasta hace ocho años.
—¿Qué te trajo
a Estados Unidos?
—Conocí a una
mujer por internet y vine a verla en persona. Nuestra relación apenas duró dos
meses, pero me enamoré de Orlando y decidí quedarme a vivir aquí —se calló un
momento—. También quería empezar de nuevo. Fue al año siguiente de la muerte de
mis padres. Para mí era muy duro permanecer en Alemania.
—Lo entiendo.
—Vamos a hablar
de otra cosa —sugirió él.
Asentí
comprensivamente. No podía reprocharle que no quisiera hablar de la familia,
sobre todo habiendo perdido a sus padres de una manera tan trágica.
—¿Cuántos
novios tuviste antes de casarte?
—Vaya, eso sí
que es cambiar de tema…
—¿No quieres
decírmelo?
—No tengo
ningún problema en decírtelo. Sólo tuve uno. Bueno, mejor dicho dos, aunque con
el segundo me casé.
—¿Quieres decir
que sólo has intimado con dos hombres?
—Supongo que es
algo difícil de creer en estos tiempos, pero sí. Tú has sido el tercero.
Tom sonrió,
aparentemente complacido con mi respuesta.
—¿Salgo bien o
mal parado si me comparas con ellos?
—¡Tom!
—En serio, preciosa. Quiero saberlo.
—Bueno, con el
primero no hay comparación posible. Ni siquiera lo consideraría una experiencia
sexual. Más bien… —no acabé la frase.
—¿Qué ocurrió?
No respondí.
—¿Preciosa?
Permanecí en
silencio, rememorando aquella espantosa noche.
—Preciosa,Mírame.
Me di cuenta de
que había cerrado los ojos. Volví a abrirlos y me encontré con la expresión
preocupada de Tom.
—¿Qué te hizo?
Suspiré.
—Me violó.
—¿Qué? —una furia asesina ardió en sus ojos y me apretó
contra él—. Dios mío… ¿Cuándo fue? ¿Quién era? ¿Lo metieron en la cárcel?
—Era mi novio…
o algo así. Y no, no lo detuvieron. Fue hace once años, cuando estaba en la
universidad.
Tom respiraba
agitadamente, como si intentase sofocar la ira. A pesar del desagradable
recuerdo de Georg, me sentí bien al saber que Tom se preocupaba por mí.
—Estábamos
saliendo juntos. Él quería que lo hiciéramos y al principio yo también quería.
Luego cambié de opinión y le dije que no, pero él no se detuvo —relataba lo
ocurrido sin la menor emoción, como si no me hubiera ocurrido a mí. Si permitía
que el trauma me afectara, me hundiría sin remedio.
—Lo siento,
bella…
—No pasa nada.
Podría haber sido peor.
¿De verdad
podría haber sido peor? Había vivido con el recuerdo durante once largos años,
despertándome en mitad de la noche por culpa de las pesadillas. Con Bill el
sexo era tranquilo y suave, y aun así había veces en que tenía que parar porque
el recuerdo de Chad me invadía de repente. Bill siempre había respetado mis
sentimientos y nunca me había presionado.
Pero ahora que
estaba con Tom había descubierto algo sobre mí misma. Al fin comprendía que con
Bill me había estado reprimiendo sexualmente, reacia a confiar en un hombre por
culpa de lo que me había hecho Chad. Sólo me sentía segura cuando el sexo era
seguro y delicado, sin atreverme a explorar mi lado salvaje. La infidelidad de Bill
había sido la llave que abrió la puerta de mis inhibiciones y que me hacía
descubrir un mundo de posibilidades insospechadas.
—Tu ex marido y
tu primer novio te hicieron daño —dijo Tom—. Pero yo nunca te lo haría, bella.
Te amaré como mereces ser amada.
Sus palabras me
llenaron de calor.
—Ojalá pudiera
matar al animal que te violó — murmuró, besándome en la sien—. No tenía derecho
a hacerte lo que te hizo.
—Irá al
infierno —dije. No quería seguir pensando en Chad —. De eso estoy convencida.
Me besó con
ternura en la frente.
—Ahora me será
mucho más difícil irme de viaje y dejarte aquí.
—¿Cómo? ¿Te vas
de viaje?
—Sí. ¿Me
echarás de menos?
—¿Adónde vas?
—Tengo que
estar en Key West durante cuatro días.
—Key West… —el
corazón me latió con fuerza—. ¿Qué tienes que hacer allí?
—Trabajar. Voy a hacer un vídeo promocional para el hotel
Sheraton.
—Oh —fruncí el
ceño.
—No te pongas
triste —me puso el dedo bajo la barbilla para hacerme levantar el rostro—. Sólo
serán cuatro días. Estaré de vuelta el martes.
—¿Cómo voy a
estar cuatro días sin ti? —para el martes quedaba una eternidad, sobre todo
porque me había ilusionado con pasar el fin de semana en la cama de Tom.
Él se echó a
reír.
—El avión no
sale hasta esta tarde. Puedes pasar casi todo el día conmigo, si quieres.
Deslicé una
pierna sobre la suya y posé mi mano en su miembro.
—¿Puedo?
—Pues claro —se
colocó entre mis piernas y se agachó para besarme el clítoris—. Y voy a darte
algo para que me recuerdes en todo momento mientras estoy fuera…
Minutos después
estaba gritando su nombre al correrme.
A las cuatro de
la tarde, después de haberme parado a comer algo por el camino, estaba en casa
y echando terriblemente de menos a Tom. Tokio se alegró de verme y fui a la
cocina a llenarle el cuenco de comida, pero lo encontré lleno y también otro
recipiente con agua.
¿Bill había
estado allí?
Me di la vuelta
rápidamente, casi esperando encontrármelo en casa aunque su coche no estaba
aparcado fuera. Fue entonces cuando vi una nota en la mesa de la cocina.
(Tu):
He venido por
unas cosas. Esperaba encontrarte en casa y lamento no haber podido verte.
Espero que estés bien. Llámame cuando estés lista para hablar.
Te quiero,
Bill…
Arrugué la nota
y me dispuse a tirarla a la basura, pero dudé un momento y volví a desplegarla
para leerla de nuevo. Entonces volví a arrugarla y la tiré.
Aún no estaba
lista para tratar con él, y tampoco me gustaba que se presentara en casa sin
avisar. ¿Sabría que no había pasado allí la noche?
Me daba igual
si lo sabía o no. Era él quien me había dado permiso para que me acostase con
otro, y si se molestaba era su problema.
Aun así… me
pregunté en qué estaría pensando, y cómo sería su reacción si supiera la
cantidad de orgasmos que yo estaba teniendo con Tom.
¿Se
arrepentiría de haber tenido una aventura?
—Deja de pensar
en Bill —me ordené, pero era mucho más fácil decirlo que hacerlo. ¿Cómo iba a dejar de pensar en el hombre con
quien había estado casada ocho años?
Sin darme
cuenta, estaba agarrando el teléfono y llamando a Tom. Quería oír la voz del
hombre que me hacía sentir maravillosamente bien.
A lo mejor le
sugería acompañarlo a Key West, con la promesa de no entorpecer su trabajo.
Por desgracia,
no respondió al teléfono. Ya debía de estar en el aeropuerto.
¿Y si hacía
rápidamente la maleta y me iba en coche a Key West? El viaje duraría varias
horas, pero si no encontraba mucho tráfico podría llegar alrededor de la
medianoche. Y Tom había mencionado el hotel Sheraton, por lo que sería fácil
encontrarlo.
No, no podía
hacer eso. Si me presentaba allí sin avisar Tom pensaría que lo estaba
acosando.
De modo que me
quedaría mejor en casa a esperar su regreso.
Eso sí, durante los cuatro próximos días iba
a masturbarme más de la cuenta.
Chicas que aun me leen, Hola! xD siento de nuevo la tardanza, pero eh estado delicada de salud últimamente, (tengo dengue :/) y pues entre los exámenes y hospitales no eh podido escribir, y bueno eh escrito un capi bastante largo, o eso creo, para compensarlas a parte de que ya solo me queda una semana antes de comenzar la uni y el trabajo :/ espero lo disfruten, cualquier cosa que quieran preguntarme o decirme, ya saben mi twitter, oh y "Peter" es el nombre que habia escojido como personaje pero lo cambie a Tom, xD nos leemos pronto, y gracias por aun leer, Os quiero ;D
Woow! Estoy más intrigada de lo que ya estaba: mujer, tienes que subir lo más pronto que se pueda. No, es broma.
ResponderEliminarUf! El dengue ahorita si que esta duro. No te preocupes, si no puedes subir tranquila, tímate tu tiempo.
Mil bendiciones. Cuídate.
¡Adiós! :-)
Waauu me encanto el capitulo ahora ya semas cosas de los dos.. Siguela prontooo.. Amo tu fic ;-)
ResponderEliminarcuidate muchoo no te preocupes primero es tu salud :-) bye XDD