Seis Semanas Antes
Me despertaron los gritos y gemidos que llegaban de la otra habitación, y durante unos instantes permanecí en la cama, adaptando la vista a la oscuridad. La cabeza me dolía por todos los margaritas consumidos la noche anterior y por la falta de sueño de los últimos días.
Bostecé y me giré para mirar el reloj de la mesilla.
Eran las tres y cuarto de la mañana.
—Sí, ahí… ahí… ¡Sí, sí, sí...!
A pesar de mi jaqueca no pude evitar reírme. Tal vez María creía que yo no me enteraba de nada, o tal vez no le importaba. Lo único que estaba claro era que estaban follando como si fuera la última noche de sus vidas.
— ¡Sí, sí! ¡Fóllame, cariño!
Me abracé a la almohada y cerré los ojos, pero sería imposible volver a dormirse con las olimpiadas sexuales que se celebraban en la habitación de al lado.
Oí un fuerte golpe en la pared y confié en que fuese el cabecero de la cama y no la cabeza de alguien. Pero ¿qué grosor tenían los tabiques de aquel hotel para que pudiera oír hasta el último suspiro?
Pensé en levantarme e ir a la habitación de María, pero lo último que quería era avergonzarlos a ella y al tío que se había ligado aquella noche. De modo que permanecí donde estaba, con los ojos cerrados y esperando volver a dormirme.
Un nuevo estrépito me hizo dar un respingo en la cama. Algo parecía haberse roto y por un breve instante me asusté, hasta que oí las risas de María y su amante y cómo reanudaban el baile.
Todo ello me hizo añorar a mi marido. Al principio de nuestra relación todo era pasión y despreocupación, como María en esos momentos. Nos daba igual que alguien nos oyera si estábamos haciéndolo en un hotel.
Llevaba cuatro días sin verlo, desde que me fui con María a las Bahamas. María, mi mejor amiga de siempre, acababa de romper con su novio y yo le sugerí aquel viaje para que se distrajera y se animara. Y había sido todo un éxito.
Durante cuatro días no habíamos dejado de bailar, beber y divertirnos con una energía inagotable, igual que dos universitarias de vacaciones, y María no había mencionado a Brian ni una sola vez. ¿Quién iba a acordarse de un ex estando rodeada de tíos espectaculares y bebiendo un chupito de Sambuca tras otro? Tras dos años de noviazgo, María tenía derecho a soltarse la melena.
Aunque yo estuviera en la habitación contigua.
Escuchándolos, no pude evitar cierta sensación de envidia. El sexo del que estaba disfrutando María era el mismo que a mí me gustaría tener con mi marido.
Después de ocho años de matrimonio, Bill y yo nos habíamos estancado en una rutina conyugal que también alcanzaba el plano sexual: los sábados por la noche y algún que otro domingo por la mañana. Muy rara era la semana que lo hacíamos en un día laboral.
Al principio de nuestra relación, sin embargo, hacíamos escapadas románticas todos los fines de semana y no parábamos de follar como conejos. Por culpa de nuestros respectivos trabajos ya no disponíamos de esa libertad sin límites, pero yo seguía adorando a mi marido y él a mí también. Bastaba una simple mirada de Bill para que todo el cuerpo se me estremeciera de deseo, igual que la primera vez que me miró en la universidad, diez años atrás.
De repente sentí ganas de llamarlo y tener sexo telefónico con él. Eran más de las tres de la mañana, pero ser espontáneo significaba no preocuparse por la hora ni el lugar.
Era muy caro llamar desde el teléfono de la habitación, de modo que agarré mi móvil y marqué el número de casa, en Orlando. Me recosté en la almohada y ensayé mentalmente el saludo subido de tono que le soltaría.
Bill tardaba en responder, lo que aumentó mi frustración. Quería decirle lo mucho que deseaba tocarlo y tenerlo dentro de mí. Y preguntarle si sería capaz de subirse a un avión para venir a verme, o si nos encontrábamos en Fort Lauderdale, donde María y yo nos habíamos embarcado en el crucero rumbo a las Bahamas.
Espontaneidad, locuras y todo eso. La realidad barrió mis fantasías cuando saltó el contestador automático de casa y oí mi propia voz acuciándome a dejar un mensaje. Por muy desesperada que estuviera por hablar con él, no podía pedirle que me devolviese la llamada. Bill tenía que madrugar para ir a trabajar, y además, faltaban menos de veinticuatro horas para volver a verlo.
Merecía la pena esperar. El sexo real sería infinitamente mejor que el sexo telefónico.
En algún momento tuve que volver a dormirme, porque a la mañana siguiente me desperté con un sobresalto y encontré a María sentaba en mi cama.
—Buenos días, dormilona —me saludó.
Tardé unos segundos en asimilar que estaba allí realmente y que no era un sueño. Olí a jabón floral y vi que tenía mojados sus negros cabellos cortos. Sí, María estaba allí, fresca y lozana como una rosa, sin que su bronceado cutis delatara nada de lo que había estado haciendo durante toda la noche.
—Tú también seguirías en la cama si te hubieran despertado dos locos follando como animales.
— ¿Nos oíste? —preguntó María, aparentemente sorprendida.
— ¿Me lo preguntas en serio? ¿Cómo no iba a oírte?
—Ups…
—Tu habitación debe de haber quedado como zona catastrófica, por lo menos.
—Rompimos una lámpara —confesó María con un deje de orgullo en la voz.
— ¿Cómo? ¿Y me lo dices tan contenta?
—Tranquila. Ya lo he comunicado en recepción y la he pagado.
—Ah, muy bien —a pesar del cansancio, conseguí apoyarme en un codo y dejé escapar un bostezo. María sonrió de oreja a oreja.
—Y si estoy contenta no es por haber roto una lámpara, te lo aseguro.
Sacudí la cabeza con reproche.
—No sé cómo puedes estar en pie, después de tanto ejercicio nocturno.
—Se marchó hace una hora —suspiró alegremente—, y sabía que si me dormía no llegaría a tiempo para subirme al barco. Así que me duché, me tomé un par de cafés y me quedé como nueva.
—Tu cara ya lo dice todo…
—Lo sé —dijo María con una risita—. Ha sido increíble, (tu). Absolutamente increíble.
—No hace falta que me lo jures. Fui una espectadora de primera fila… Sólo me faltaban las palomitas y el consolador.
María soltó una fuerte carcajada.
—Debería avergonzarme, pero ¿qué quieres que te diga? No me causa el menor apuro.
— ¿Te gusta ese tío?
—Me gusta su miembro. No, no me gusta. ¡Me encanta su pene!
María había sido mi mejor amiga desde el colegio y nunca habíamos tenido problema en hablar sin tapujos. Pero si los padres de nuestros alumnos nos oyeran, seguramente sacarían a sus hijos de la escuela.
—Me gusta —siguió María —. Pero nos vamos hoy. Si él viviera en Orlando, tal vez… O incluso si viviera aquí, en las Bahamas. Pero pasado mañana vuelve a República Dominicana.
—Fue muy bonito ver cómo intentabais comunicaros en el bar —el encanto y la sonrisa de Soriano compensaban con creces su escaso dominio del idioma.
—Al menos cumplió su propósito —dijo María —. Que era hacerme olvidar por completo a Brian. Quizá se deba a que sólo ha sido el rollo de una noche, no sé, pero el sexo con Brian nunca me pareció tan excitante como lo que he tenido con Soriano.
—Seguramente fue igual con Brian al principio —señalé—. Todo novedad y diversión... María se encogió de hombros.
—Puede ser. Pero ahora mi cuerpo sabe que hay vida después de Brian, y que esa vida puede ser muy emocionante.
Le sonreí. Me alegraba sinceramente por ella María, ya tenía un matrimonio fallido a sus espaldas por culpa de las continuas infidelidades de su marido, y su nueva ruptura con Brian la había sumido en una profunda depresión durante los tres últimos meses, convencida de que nunca encontraría a su hombre perfecto.
Me incorporé en la cama y puse los pies en el suelo.
—Voy a ducharme. ¿Queda algo de café?
—Prepararé otra cafetera.
— Gracias cariño, Me va a haver mucha falta.
Hola chicas, por aca yo de nuevo, con el primer capi, pues nada espero lo disfruten, gracias a las chicas que me siguen en este nuevo proyecto de el blog anterior, de verdad gracias, y pues gracias una vez mas Sandra, ya se aclarara todo xD bueno hasta la proxima... nos leemos pronto, os quiero!
O.o (tu) y María son maestras?! Jajajajaja,no me imagino a nigun@ de mis maestr@s hablando así xDDD,jaja,ok,por cierto Mika cuando cumples años? Y descuida,hoy que subo en una de mis fics :P y anunciaré esta fic ;3,ojalá no se me olvide,es que soy algo despistada .______. Bien,NOS VEMOS Mika :DDD
ResponderEliminarpd: que piensas de la gente superficial? ._. E conocido gente asi e.e y realmente es...e.e
ResponderEliminarYo recien me doy cuenta del nuevo blog....
ResponderEliminarse leee muy interesante..
subeee pronto ya me atrape a la historia..
bye cuidateee :-D