No pude mirar a
Bill cuando me tiró de las muñecas para apartarme las manos de la cara.
—¿Es eso
cierto, (Tu)?
—Díselo, hermosa
—me acució Tom con una sonrisa cruel.
—¿Estás
embarazada… de su hijo?
Empecé a
sollozar.
—Dios mío
—murmuró Bill, y se puso lentamente en pie—. Lo estás.
—No sé si es
suyo —me apresuré a decir—. Es posible que sea tuyo.
Bill empezó a
andar de un lado para otro.
—Dios bendito…
Miré furiosa a Tom.
—¿Cómo has
podido hacer esto?
—Tu marido
tiene que saber que hemos concebido un hijo por amor. ¿Crees que ahora querrá
estar contigo? No, (Tu). Ya nunca podrá perdonarte —avanzó un paso hacia mí—.
Pero yo sí te perdono, (Tu).
La confusión se
mezcló con mis lágrimas.
—Sé lo que
estabas haciendo antes de que yo llegara. Por eso estabas desnuda de cintura
para arriba y con los vaqueros desabrochados —siguió acercándose—. Pero te
perdono. Porque te quiero. Sin ti, sin nuestro hijo, mi vida no es nada.
Le lancé una
mirada suplicante a Bill, implorándole que me comprendiera. Fuese quien fuese
el padre biológico, para mí el único padre era Bill. Me daba igual lo que
dijeran las pruebas.
—Tu marido nos
ha visto juntos en el vídeo — prosiguió Tom—. ¿Crees que puede aceptar que
hayas estado con otro hombre? No. ¿Y por qué no? Porque él siente que tú le
perteneces. Míralo… Es como un animal enjaulado, dispuesto a atacar. Si yo no
estuviera aquí, seguramente te estaría pegando.
Bill dejó de
moverse y miró a Tom, respirando agitadamente. Estaba tan furioso que parecía echar humo por la nariz. ¿Y si Tom
tenía razón? ¿Sería capaz de cometer un acto violento si se lo llevaba al
límite?
No, no podía
creerlo. Por muy furioso que estuviera, Bill nunca me levantaría la mano.
—Si él te amara
de verdad —dijo Tom—, te perdonaría y volvería a recibirte con los brazos
abiertos.
Intenté tragar
saliva, pero se me había formado un nudo en la garganta. Volví a mirar a Bill y
le sostuve la mirada, hasta que fue él quien la apartó.
¿Realmente era
incapaz de superar mi aventura? ¿A pesar de haber sido él quien me arrojó a los
brazos de otro hombre?
También yo
aparté la mirada. Era incapaz de seguir mirándolo, porque sabía que todo había
acabado para siempre.
—Te perdono.
La voz de Bill
me hizo girarme otra vez hacia él con el corazón henchido de esperanza.
—Te perdono
—repitió Bill—. Nada de esto hubiera pasado de no haber sido por mi culpa. Si
estás embarazada, aceptaré al niño como si fuera mío.
—Oh, Bill… —los
ojos se me volvieron a llenar de lágrimas, pero esa vez eran de emoción. Al fin
sabía, sin ninguna duda, que Bill era el amor de mi vida.
—Te lo vuelvo a
decir, (Tu)… Ahora y siempre.
Empecé a andar
hacia él, pero Tom se interpuso entre nosotros y me miró con un peligroso
brillo en los ojos.
—No es la
decisión acertada, (Tu).
Muy
tranquilamente, se giró hacia Bill… y le asestó una puñalada en el pecho.
—¡No! —grité.
Lo agarré del brazo, pero él se soltó con facilidad y me tiró al suelo de un
empujón.
—Te daré una
última oportunidad para que cambies de opinión —me dijo—. La próxima vez le
cortaré el cuello.
Asentí, temblando
de pies a cabeza.
—Está bien,
está bien.
Tom me ofreció
la mano y yo la acepté para que me levantase.
Bill estaba en
el sofá, con las manos apretadas al pecho. La sangre manchaba su camisa blanca.
—Estoy bien… La
herida no es profunda.
—No perdamos
más tiempo... —dijo Tom—. Recoge tus cosas. Vamos.
Yo seguía
temblando, muerta de miedo. Pero entonces me acordé de algo.
La pistola de
Maria estaba en la habitación.
Si iba a recoger mis cosas, como Tom me ordenaba, podría
hacerme con el arma.
—Voy —le dije a
Tom, antes de volverme hacia Bill—. Tiene razón. Estoy enamorada de él. No
quería hacerte daño, pero… no quiero seguir contigo.
Un destelló
asomó en los ojos de Bill. ¿Se creería lo que le estaba diciendo?
—Voy a
marcharme con Tom —añadí—. Pero… Tom, tienes que prometerme que no le harás
daño. No es necesario. Si la policía interviene no podremos estar juntos —le
dediqué una sonrisa forzada.
—Ya he pensado
en esto, y sé dónde puedo esconder el cuerpo —me aseguró Tom—. Es el mismo
sitio donde habría ocultado el cuerpo de Theodore, si hubiera logrado matar a
ese cerdo asqueroso cuando tuve la oportunidad.
De manera que Tom
no pensaba dejar que Bill viviera. La sorpresa y el horror debieron de
reflejarse en mi cara, a pesar de mis esfuerzos por mantener la serenidad. Si Tom
advertía mis dudas mataría a Bill, y a mí, antes de que yo tuviese tiempo de
agarrar el arma.
—Sí, hermosa.
Mi intención era matar a aquella rata, igual que tu marido debería haber matado
a tu violador. Pero tu marido no es lo bastante hombre. No sabe protegerte. Yo,
en cambio, siempre os protegeré a ti y a nuestro hijo.
¿Qué le había
pasado a Tom para transformarse en un monstruo? ¿Habría sido un resentimiento
salvaje, provocado por el rechazo? ¿O tal vez era su propia naturaleza?
El motivo no
importaba. Tenía que conseguir hacerme con la pistola.
—Sé que contigo
siempre estaré segura —le dije, y para convencerlo me acerqué a él y le di un
beso en los labios—. Voy por mis cosas.
Fui al
dormitorio y dejé la puerta abierta para no levantar sospechas. El corazón se
me iba a salir del pecho, y las manos me temblaban tanto que quizá no pudiera
empuñar el arma.
Maria me había
dicho que estaba cargada.
Me puse a
revolver en los cajones y a arrojar la ropa sobre la cama, haciendo los ruidos
que haría una mujer preparando el equipaje. Pero a cada segundo temía que Tom
matara a Bill.
Estaba
completamente loco y sus actos eran imprevisibles.
Miré por encima
del hombro y no pude ver a Tom, lo que significaba que él tampoco podía verme a
mí desde el salón. Muy despacio me acerqué a la mesita de noche, abrí el cajón…
—Hermosa.
El corazón me
dio un brinco y me di rápidamente la vuelta. Tom estaba en la puerta del
dormitorio.
—¿Me quieres?
—Sonreí.
—Sí Tom. Te
quiero. Creo que te he querido desde el principio.
Él también
sonrió.
—¿Necesitas
ayuda?
Advertí un
movimiento detrás de él y vi a Bill intentando llegar a la cocina. La sonrisa
de Tom se esfumó al instante y siguió la dirección de mi mirada.
—¡Hijo de
perra! —Exclamó, volviendo rápidamente al salón—. ¡Vuelve al sofá!
—Eh, tío, lo
siento —repuso Bill—. Sólo quería estirar las piernas.
—¿Crees que
esto es un juego? —Gritó Tom, fuera de sí—. ¿Crees que estoy jugando?
Ahora o nunca.
Tenía que actuar antes de que Tom matara a Bill.
Sin perder un
segundo más, saqué la pistola del cajón, retiré el seguro como me había
enseñado Maria y salí corriendo del dormitorio.
Bill estaba de
pie con las manos extendidas, intentando detener a Tom.
—Te dije que no
intentaras ninguna estupidez —dijo Tom, levantando lentamente el cuchillo—. He
estado a punto de perdonarte la vida por (Tu), pero ahora vas a morir.
—¡No lo toques!
—chillé.
Tom y Bill se
giraron hacia mí.
—Hermosa —dijo Tom
en tono jocoso al ver el arma—, ¿se puede saber qué haces?
—Apártate de mi
marido —le advertí entre dientes.
Tom no se
atrevió a comprobar si hablaba en serio o no, porque dio unos pasos hacia
atrás.
—Bill, ponte a
mi lado —le dije—. No quiero que resultes herido.
—¿Vas a
dispararme? —me preguntó Tom con incredulidad.
Bill llegó
junto a mí.
—Dame la
pistola.
—No —en los
breves segundos que llevaría pasar el arma de una mano a otra, Tom podría
saltar sobre el sofá y apuñalar al menos a uno de los dos—. Puedo hacerlo yo.
—¿De verdad
crees que puedes dispararme? — Volvió a preguntar Tom—. Lo nuestro es algo especial,
Hermosa. Los dos somos uno. Como Dios hizo al hombre y a la mujer.
—¿Mataste a mi
gato?
—¿Has olvidado cómo
te hacía sentir en la cama nena? Todo lo que hacíamos era amor. Hemos concebido
un hijo con nuestro amor.
—¿Mataste a mi
gato? —repetí, respirando con agitación.
—El gato, el
maldito gato —espetó él—. Siempre estabas escapándote para darle
de comer a ese bicho asqueroso.
Un nuevo
torrente de lágrimas afluyó a mis ojos, pero parpadeé frenéticamente para que
no me empañaran la vista. Tenía que ver claramente a Tom cuando le disparara.
—¿Y por eso la
mataste? —le pregunté. Tenía que saberlo.
—Es
sorprendente lo fácil que resulta retorcerle el cuello a un gato. Fue muy
rápido, hermosa. No sufrió ningún dolor.
—¡Hijo de puta!
En ese momento Tom
rodeó el sofá con el cuchillo en alto.
Apreté el
gatillo. Dos veces.
Las balas
impactaron en el objetivo y la sangre brotó del pecho de Tom.
Una mueca de
horror y confusión apareció fugazmente en su cara, antes de que sus ojos
parecieran desenfocarse.
Pero no estaba
muerto.
Disparé otra
vez. Más sangre. Tom dejó caer el cuchillo, se llevó las manos al pecho y se
tambaleó hacia atrás.
Volví a
disparar. La bala penetró en su frente y Tom cayó junto al sofá. Grité como una
histérica y avancé hacia él. Tenía que asegurarme de que estaba muerto.
Pero entonces
sentí los brazos de Bill a mi alrededor.
—Se acabó (Tu).
Está muerto.
—Mató a nuestro
gato —no podía dejar de llorar—. ¡Ese loco asqueroso mató a nuestro gato!
—Tranquila,
cariño. Ya ha pasado todo.
Volví a mirar a
Tom. Temía que fuera a resucitar como hacían los psicópatas asesinos en las
películas, por muchas veces que les dispararan.
Bill me quitó
la pistola y la dejó sobre la mesa.
—Ya ha pasado
todo, (Tu).
Me estrechó
entre sus brazos y me apretó con fuerza mientras yo lloraba desconsoladamente.
Pues este es el
ultimo Capitulo, se que no les advertí en el ultimo capitulo que actualice pero
si, este es el final, espero que les haya gustado mucho, muchas gracias por
comentar, y sobre todo por los comentarios de consuelo, de verdad se los
agradezco, tenia planificado actualizar la semana pasada pero ya que era mi
cumpleaños y bueno, la semana próxima nos leemos pronto con el epilogo… aah
creyeron que los dejaría asi no más? Pues no, les traeré un pequeño trozo donde
se sabrán algunas cosillas, pues de nuevo gracias por comentar y seguir
leyendo, nos leemos pronto Os quiero, cuídense Mucho!!
No, no... no puede ser. ¡Jodeeer! ¿Sabes lo que sentí cuando vi que ya había actualizado? ¿Sabes lo que sentí cuando iba leyendo el capítulo y cuando terminé de leerlo y supe que ese ya era el final? Me oriné encima mujer. De verdad, me oriné encima -bueno, no tanto así, pero me emocioné mucho-. No bueno, ¡hasta sentí escalofríos! Estuvo bastante bueno el final: sabía que Tom moriría, supongo... Aunque (Tú) tiene razón: ¿y si revive como Michael de la saga 'Halloween'? D: Me voy a orinar de nuevo.
ResponderEliminar¡Sentí un gran alivio cuando leí que subirías el epílogo pronto! Pufs, al menos no me quedaré tan con la duda.
Gracias por haber subido esa historia, de verdad. Muy buena, pervertida y escalofriante. ¡GENIAL!
Saludos!
Esperaré el epílogo con ansias: quiero saber sobre el hijo de (Tú) y sobre Bill.
O.o Tom muriooo!! Dificil de creer..
ResponderEliminarEstuvo buenizimaa si ps Tom tenia q morir xq nunca hubiera dejado a (tn)..
Me encantoo mil gracias por cimpartir tu fic es de lujo enserii :)
ya nos leemos en el epilogoo.. Cuidate no tardes.. Bue ;)
¿como va a hacer el final? ¡no puedes! ..no dice ni siquiera que va a pasar con Tom ya estando muerto que pasara con (tn)? Con Bill? ¡Su relación! ¿el hijo que viene en camino? ¡por dios! No puedes decir que es el final.
ResponderEliminar:c
Y por otra parte este capítulo estuvo bien..
bye bye cuídate
Espero que la sigas.